El trabajo del Cronista

En los cronistas está el anticipo de la labor del historiador.  Sabemos que en el año 1532, está el principal antecedente del oficio de cronista. Gonzalo Fernández de Oviedo le pidió al Consejo de Indias que apoyara económicamente con una ayuda sus tareas de recopilar datos históricos. Es en Castilla, concretamente donde nace la distinción entre historia y crónica.  La crónica además va a insurgir contra la historia como fantasía.
En Fernández de Oviedo, está el origen del cronista oficial, que más tarde iba a ser un oficio remunerado por el gobierno municipal. En América Latina, Hernán Cortés y el Inca Gracilazo de la Vega encabezan los nombres de los grandes cronistas de la época colonial.  En Venezuela, aunque existen varias menciones de quienes iniciaron esta tarea  de información sobre indios, geografía y tradiciones, no es sino hasta 1945 cuando Caracas designa a Enrique Bernardo Núñez, primer cronista de esa ciudad y en base a su labor se decretó el 20 de mayo como día del cronista. atendiendo la fecha de su nacimiento.
El cronista es un escritor que compila y redacta hechos históricos o de actualidad. Es un recopilador de fuentes para la historia local. Capta como ninguno detalles trascendentes de los pueblos, sucesos novedosos y debe tener una devoción particular por la investigación. Es el celador de la conservación y defensa de las tradiciones. No puede desvirtuar lo que observa. No debe tener identificación política partidista y para su nombramiento no debe tomarse en cuenta un título universitario.
Los cronistas son como historiadores del relato popular  contemporáneo. Hombres y mujeres que salvan del olvido los grandes y los pequeños hechos de sus localidades, con lo cual están salvaguardando el honor de la tierra que les ha visto nacer.
Las Alcaldías y los Concejos Municipales deben suplir las vacantes que existan de Cronistas de las Ciudades, debe uniformarse el monto de la gratificación de esta actividad que más que un empleo es un oficio. En  Venezuela hay casi 333 municipios, ya en 250 de ellos hay cronistas, que  están agrupados en la Asociación Nacional de Cronistas que preside Alberto Pérez Larrarte, Cronista de Barinas, quien como ha dicho José León Tapia “con su acuciosidad y celo en su papel de guardián de la memoria de su pueblo, asesora la municipalidad, edita libros y periódicos para contento de los barineses que estiman su labor”. Y quien ha sostenido acertadamente que el cronista es un ente  autónomo, pensante y actuante.
Los Cronistas, custodios de la personalidad colectiva de sus pueblos deben trabajar con las Academias de Historia Regional o los Centros Históricos de las provincias donde no se hayan creado las primeras. La Academia Nacional de la Historia debería crear un premio o reconocimiento al mejor trabajo realizado.
En una hora donde el gobierno nacional quiere fabricar otra historia se  necesita robustecer los datos de la historia regional. El Zulia ha sufrido las omisiones de la historia nacional. Se impone un esclarecimiento histórico, de la independencia del Zulia, que fue distinta a la de Venezuela. Tuvimos los maracaiberos independencia propia el 28 de enero de 1821. Maracaibo entró a la Gran Colombia como República Democrática e Independiente de Maracaibo.
Una labor inmensa es la de los cronistas: recopilar los trabajos monográficos, ensayos, artículos sobre sus pueblos, recopilación de material fotográfico, documentos, testimonios, de cuanto se pueda encontrar. Hay necesidad de escribir sin pasión política pero con verdad. Los regimenes militares le tienen miedo a la verdad histórica y tienden a desvirtuarla.
Los cronistas son los que en el polvo de sus zapatos traen el olor de la tierra de nuestros pueblos fecundos,  son los reveladores de los secretos de la domesticidad y en fin son los que se han anotado a morar eternamente en las calles de sus terruños y en el corazón de sus paisanos.