Durante una visita ayer al Centro Penitenciario Fénix, al lado de la cárcel de Uribana, para hacer seguimiento a la huelga de hambre que iniciaran los privados de libertad el pasado viernes, un equipo del diario EL IMPULSO conversó con familiares de algunos ellos, en su mayoría mujeres, quienes aseveraron que sus esposos e hijos no habían recibido visitas conyugales desde su traslado a la nueva prisión y carecían de agua potable y alimentación apropiada.
Al mismo tiempo, los reos de la sección de máxima seguridad de Fénix, gritaban desde las ventanas con barrotes de sus celdas, frases como: “Cambien a la directora del penal”, “Exigimos derechos humanos”, “Dennos las visitas”.
Por su parte, la esposa de uno de los presos, quien venía desde el estado Zulia, aseguró que no lo veía hacía 15 días, cuando habían permitido la última visita normal al pabellón de máxima, añadiendo que las autoridades del recinto carcelario no permitirían ninguna visita durante el mes de diciembre. Asimismo, destacó que los presos no habían recibido visitas conyugales en al menos 3 meses.
También mencionó que los custodios sacaban a algunos de reos de las celdas para darles golpes. A este respecto, se conoció, de manerra extraoficial, que en Fénix se aguardaba la llegada de una comisión de Caracas para remover de sus puestos a varios de los custodios.
Sin embargo, no fue posible confirmar esta información. Por su parte, mujeres parientes de reos en el pabellón de mínima seguridad, expresaron que en su caso no habían podido visitar a los privados de libertad en ninguna ocasión desde su traslado allí, y que al inicio de operaciones de Fénix sólo habían tenido oportunidad de conversar con el subdirector del penal, quien había sido transferido del estado Mérida para laborar en el recinto, pues la directora nunca les había dado la cara.
Los gritos de los reos, quienes desde las ventanas de las celdas agitaban prendas de sus uniformes amarillos, confirmaron este hecho, al exclamar: “Nunca ha venido a vernos, no sabemos cómo se llama”.