En unos comicios considerados como la primera prueba política para Nicolás Maduro desde que ganó la presidencia en abril por estrecho margen tras la muerte de Hugo Chávez, los venezolanos irán el domingo a las urnas para elegir a sus autoridades municipales.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció en un comunicado que el protocolo para la instalación de las 39.427 mesas electorales, todas ellas automatizadas, dispuestas en 13.651 centros de votación en los 23 estados y el Distrito Capital “se ha cumplido rigurosamente” para que 19,06 millones de electores registrados voten el domingo, desde las 06.00 (1030GMT) a 18.00 horas (22.30GMT).
Las autoridades militares venezolanas aseguraron que en el país reina un ambiente de calma.
“Nosotros garantizamos la paz y la seguridad de los ciudadanos que van a ejercer su derecho al sufragio”, declaró el sábado el jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada, mayor general Vladimir Padrino López.
El presidente Maduro advirtió a sus adversarios sobre los riesgos de escenificar protestas violentas si son derrotados. Ambos bandos políticos se comprometieron a observar de cerca la votación. Unos 120.000 militares están a cargo de la seguridad y la logística en el proceso, además de unos 43.000 milicianos que apoyarán las labores de custodia de los centros de votación y patrullaje.
“Quien ganó que salga a celebrar en paz, el que perdió, respeto al que ganó. Si alguien tiene algún tipo de reclamo de cualquier tipo que lo haga, el CNE tiene la capacidad para procesarlo; (pero) quien pretenda vulnerar la paz del país… se verá directamente la cara con la Fiscalía, con el Tribunal Supremo… sea quien sea… tenga el cargo que tenga”, dijo Maduro en la víspera en una alocución.
“Yo haré cumplir la ley y le garantizaré paz a todos los venezolanos”, agregó.
Venezuela dividida
Aunque no son elecciones para presidente, en una nación sudamericana amargamente dividida por la política cada elección se convierte en una lucha encarnizada por el poder, particularmente después que Maduro se alzó con el triunfo con 7,5 millones de votos frente al opositor Henrique Capriles con 7,3 millones, una diferencia de 1,49%. El opositor no reconoce el resultando y alega que el oficialismo se “robó” las elecciones.
La oposición aspira a fortalecerse en las elecciones de alcaldes y eso pasa por retener las 56 alcaldías conquistadas en el 2008, la mayoría de ellas en los estados grandes y en la alcaldía metropolitana de Caracas.
El oficialismo, por su parte, espera mantener su control abrumador de los gobiernos locales y arrebatarle a sus adversarios alcaldías como la de Maracaibo, la segunda ciudad más poblada del país, y ganar espacios en Chacao, Sucre, Baruta y El Hatillo, cuatro de los cinco municipios de la capital venezolana que tienen un alto valor estratégico en la lucha por el poder político en Venezuela.
Maduro sigue la fórmula de su predecesor que incluye mayores controles sobre la agobiada economía venezolana.
Maduro, que tiene una Asamblea nacional dominada por sus partidarios y un Tribunal Supremo integrado por magistrados vinculados al oficialismo, no ha desperdiciado ninguna oportunidad para promover a sus candidatos en un intento de marcar su influencia en las alcaldías en esta nación de 28,9 millones de habitantes.
A diferencia de sus pares opositores, los candidatos del partido oficialista han disfrutado de una abundante cobertura de los medios de comunicación estatales y un aumento del gasto del gobierno nacional en obras públicas, que incluyen la pavimentación de carreteras, entrega de viviendas y otros proyectos de obras públicas, que han servido de escenario para promover a los aspirantes a cargos electivos.
Un revés podría forzar a Maduro a lidiar con la hostilidad a nivel local de opositores con renovada influencia nacional, mientras una victoria de sus aliados le ayudaría a sentar las bases para extender su proyecto político socialista.
Maduro, acosado por una inflación acumulada de 54,3% en los últimos 12 meses y la escasez de decenas de artículos en las últimas semanas, optó por seguir la fórmula de su predecesor que incluye mayores controles sobre la agobiada economía venezolana, sometida desde hace una década a severas restricciones como el control de precios y de divisas.
Los venezolanos elegirán a 335 alcaldes, 2.435 ediles, 69 representantes indígenas municipales, dos alcaldes metropolitanos y 20 concejales a cabildos distritales.