Su barco se hundió en mitad del océano Atlántico. Dos días después, los buzos habían recuperado 10 cadáveres y sólo les faltaba encontrar otros dos. Pero, cuando menos se lo esperaban, una mano agarró con fuerza a uno de ellos. Era Harrison Okene, el cocinero del barco, que luchaba por sobrevivir bajo el mar gracias a una inmensa burbuja de aire.
Con medio cuerpo sumergido, como refleja ahora el vídeo que se ha hecho público, y a oscuras, este cocinero nigeriano aguardaba con miedo. «Estaba allí en el agua en total oscuridad pensando que era el final. Pensaba que el agua iba a llenar la habitación, pero no lo hizo», explicó Okene.
Al encontrarle, los buzos le tranquilizaron, le pusieron una escafandra y un arnés para sacarlo a la superficie. Pasó otras 60 horas en una cámara de descompresión donde su presión corporal recuperó la normalidad. Si se hubiera expuesto inmediatamente al aire exterior habría muerto.
El suceso ocurrió la madrugada del 26 de mayo, a unos 30 kilómetros de la costa nigeriana, cuando el barco naufragó. Okene estaba en el baño cuando se dio cuenta de que el barco se hundía. «Cuando salía del baño traté de buscar la salida a través de una escotilla de agua»,explicó el cocinero a Reuters.
Okene fue arrastrado a lo largo de un estrecho pasillo a otro baño, esta vez junto a la cabina de los oficiales del barco, mientras el barco volcado se estrellaba contra el suelo del océano. Para su sorpresa, seguía respirando.