Reflexion – Tiempos de utopías

Este próximo domingo se celebran otras elecciones y de nuevo nos referiremos al tema. Presentando una reflexión que pueda ser útil a quienes todavía guardan esperanza de ver un “cielo nuevo y una tierra nueva”. Como lo promete Dios. Muy distinto a la utopía. Que se define, como  “la representación de un mundo idealizado que se presenta como alternativo al mundo realmente existente”, con el cual todavía sueñan muchos ilusos, que centran sus esperanzas en los políticos y andan de frustración en frustración. Y eso  incluye, tristemente, a muchos profesos cristianos. Por supuesto, nada les impide expresarse por la opción que prefieran en las urnas electorales. El Evangelio no lo impide. Pero tengan en cuenta, que sus expectativas de ver un mundo mejor en esta tierra es una verdadera utopía. Y que nosotros, quienes nos hacemos llamar cristianos, estamos llamados por Dios, de manera exclusiva, a predicar el mensaje de arrepentimiento, amor y perdón “a toda lengua, tribu y nación” y conducirlos, a esperar el cumplimiento de la promesa de Dios llevarnos a un lugar “donde no habrá más llanto ni dolor por cuanto todas esas cosas pasaron”. Y eso no es  utopía.
La triste realidad es que las elecciones reavivan las bajas pasiones en el corazón de los hombres y los cristianos son avasallados con ellas. Así, un mundo preocupado se hace  una pegunta. ¿Cuándo se acabará el odio y el resentimiento entre la gente? Mientras vivamos en este miserable planeta tomado por el  pecado. !Nunca! No hay hombre u organización política que le ofrezca nada al ser humano que llene sus expectativas de vida. Por cuanto el príncipe de este mundo tiene controlada  la humanidad. Ésta,  se ha apartó de Dios y nació en  ella todo designio  hacia el mal. Y no es que lo digamos nosotros. Se evidencia en cada reacción de los hombres en  preeminencia. Los gobernantes y los que aspiran a gobernar en el mundo y en este país. Se nota claramente la crisis de la humanidad, en las noticias que pululan por los medios informativos. Se absorbe en las conversaciones diarias de la gente. Se refleja en las actitudes, en las miradas y en todo el lenguaje corporal de las personas.
Todo comprueba lo que Dios dijo cuando envió el diluvio. “La malicia de los hombres era mucha en la tierra, y todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente al mal.» «Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.» (Génesis 6: 5, 11.) Y Ud., que estudia La Biblia dirá, “pero eso es pasado, del Antiguo Testamento, en tiempos de Noé, ahora es distinto”. !Error! Observe lo que Dios dice en el Nuevo Testamento. «Como fue en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” «Y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos. Así también será la venida del Hijo del Hombre”Mat.24:37,39.¿Cómo les parece?
Está hartamente comprobado a lo largo de toda la historia, como el enemigo del Reino de Dios por venir, lo cual representa la única y verdadera esperanza para la humanidad, ha logrado que el hombre se distraiga y centre  su mente en sociedades utópicas venidas de la política  “El primer modelo de sociedad utópica lo debemos a Platón. En uno de sus diálogos más conocidos, La República, además de la defensa de una determinada concepción de la justicia, hallamos una detallada descripción de como seria el Estado ideal, es decir, el Estado justo. Un  Estado que tuviese como objetivo el logro de la justicia y el bien social”. Wikipedia. Pero eso, en la conformación de este mundo donde la gente vive sin Dios, es irrealizable.
Es necesario entonces, urgente, que el Evangelio del Señor Jesucristo llegue a los corazones de los hombres para que haya un verdadero cambio de sentimientos, de voluntades y dejen de soñar con utopías.  Pero eso se  ha tornado imposible,  por cuanto el hombre ha cerrado su mente y su pensamiento a la influencia divina y el enemigo de Dios gana todo el terreno en su ser, en su alma, en su corazón. Es imperioso un cambio de actitud en cada uno de nosotros,  para que el Espíritu Santo pueda hacer una obra de conversión en la vida de los seres humanos y sean salvos. Pero somos los cristianos elegidos por Dios, a través de un verdadero reavivamiento, con la Palabra y sobre todo con  un testimonio de vida, los encargados de hacer el trabajo. ¿O Ud., anda deambulando también en utopías? ¡Nos encontramos el martes que viene, con el permiso de Dios! “Creo que la Biblia es el mejor regalo que Dios ha dado al hombre”  Abraham Lincoln.

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