LECTURA – REACCIÓN BIOQUÍMICA

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Las palabras son signos; los signos como categorías lingüísticas son unidades con doble función: una nombra, otra al nombrar señala lo nombrado; son en cada caso: significante y significado. Las palabras como signos por esa cualidad suya de nombrar y de colocarse en lugar de la cosa que nombra, asume la cualidad de símbolo. Una palabra es un símbolo de la cosa nombrada. La idea concebida y capturada en la palabra conceptualmente es un concepto. Los conceptos se expresan en palabras; las palabras como conceptos responden al mecanismo intelectual del funcionamiento bioquímico del cerebro. Todo concepto, toda palabra es un producto de ese modo de funcionar del cerebro.
Respondemos a la inquietud que nos produjo una nota periodística de  un cronista del fin de semana pasado, a quien suelo leer, en un popular diario caraqueño. Transcribo sus palabras, causantes de mi inquietud: “La base del “alma” humana es meramente el producto de una escueta reacción bioquímica dentro del cerebro”. Pero esa reacción bioquímica no es el alma. Como nos expresábamos anteriormente, las palabras son signos por esas cualidades suyas de nombrar y de colocarse en  lugar de la cosa que nombra. Razón por la cual asume, sin rodeos, la propiedad de símbolo. Un símbolo representa algo intangible; no hay nada que sea tan intangible como la palabra, aunque tenga la propiedad de  ser la cosa que nombra.
Por todas estas razones se hace realidad mediante el mecanismo maravilloso de esas escuetas reacciones  bioquímicas del cerebro. Importa poco el lugar y el área del cerebro donde se procesa el fenómeno reactivo bioquímico; el cerebro es el encargado de reaccionar bioquímicamente para producir esos fenómenos inexplicables de la mente humana.
La reacción bioquímica “alma” como palabra es un signo, es un símbolo, es un concepto; está por la cosa que nombra, pero no es la cosa que nombra; no es el “alma”. La realidad está siempre más allá del recurso de la palabra, único medio para nombrar.
De modo que cuando el referido cronista se dio a elaborar su crónica para publicarle en un medio impreso, como yo lo hago ahora para responder al motivo de mi inquietud, usted en su momento y yo en el mío, lo que hacemos es poner en palabras las cosas que por la imposibilidad de ser ellas, usamos las palabras por ellas. Las palabras, ya lo explicábamos, son simplemente palabras, signos, símbolos, conceptos… Y todas ellas para que sean deben someterse a la escueta reacción bioquímica del cerebro. ¡Gracias a su crónica y a la inquietud despertada en  mí a raíz  de su  lectura, ésta mía fue posible!

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