La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, afirmó por primera vez el lunes que hay pruebas que apuntan a la responsabilidad del presidente sirio, Bashar al Asad, en crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos en el país.
Al mismo tiempo un grupo de rebeldes sirios tomó este lunes el centro histórico de la ciudad cristiana de Malula imponiéndose en la batalla gracias al lanzamiento de neumáticos repletos de explosivos.
Según la Radio del Vaticano, los rebeldes sacaron por la fuerza a doce religiosas ortodoxas de su convento, situado en el centro histórico de Malula, por los rebeldes.
Navi Pillay recalcó en Ginebra que «la Comisión de investigación [del Consejo de Derechos Humanos sobre Siria] produce una enorme cantidad de pruebas […] sobre crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad […] Las pruebas indican una responsabilidad al más alto nivel del Gobierno, incluido el Jefe de Estado».
La Comisión tiene por misión investigar todas las violaciones de los derechos humanos cometidas desde marzo de 2011 e identificar a los culpables para garantizar que sean juzgados.
En su último informe, del 11 de septiembre, la Comisión acusó al régimen de Al Asad de crímenes contra la humanidad y de crímenes de guerra, y a los rebeldes sirios de crímenes de guerra.
Los miembros de la comisión, entre los que se encuentra la exfiscal internacional Carla del Ponte, han acusado de crímenes en varias ocasiones a los altos responsables del régimen, aunque nunca los han nombrado, así como tampoco han mencionado nunca directamente al jefe del Estado.
La comisión, a la que nunca se le ha autorizado visitar Siria, basa su trabajo en más de 2.000 entrevistas realizadas desde su creación con personas implicadas en Siria y en los países vecinos. También ha realizado una lista confidencial, actualizada varias veces, de las personas sospechosas de haber cometido crímenes en Siria.
Esta lista fue transmitida a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, aunque no la ha consultado.
Pillay explicó este lunes que esperaba que se desarrolle una investigación judicial «nacional o internacional creíble» que permita juzgar a los responsables de los crímenes.
En Damasco, el nuncio (embajador) de la Santa Sede en Siria, monseñor Mario Zenari, citado por la radio, afirmó que las religiosas sirias sacadas de un convento son «doce hermanas sirias y libanesas».
«Parece que los rebeldes yihadistas las condujeron hacia Yabrud, en el norte. No se conocen aún los motivos de esta acción de parte de los rebeldes: si se trata de un secuestro o de una toma de control del convento para tener las manos libres en Malula»», precisó el nuncio, quien se mostró prudente antes de hablar de secuestro.
El conflicto sirio comenzó en marzo de 2011 con una revuelta popular que se transformó en insurrección armada ante la sangrienta represión lanzada por el régimen.
El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) estimó el lunes que alrededor de 126.000 personas han muerto en el conflicto en Siria desde marzo de 2011.
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