¿Recuerdan el video de Mario Silva? ¿Aquel en el que aparece “rindiéndole informe” a un coronel cubano, el que manejaba el espionaje intervencionista del gobierno de Cuba en Venezuela? Mucho de lo que allí dice y confiesa tiene el valor de que fue dicho “en privado”. Sin saber que lo vería el país. Allí le transmite a sus jefes extranjeros opiniones e informes. Hay un pasaje en el cual le dice al militar cubano que “mi comandante Fidel me dijo a mí en una oportunidad, que él no entendía por qué aún Chávez no había terminado con las elecciones burguesas porque el pueblo se equivocaba…” y, en el lenguaje de los camaradas, “elecciones burguesas” quiere decir: “elecciones populares, mediante voto universal, directo y secreto”. Recordemos que en Cuba hay unas “elecciones” de tercer grado, donde los votantes eligen a unos diputados pero todos los candidatos en cada circuito son preseleccionados por el Partido Comunista de entre sus militantes. O sea…
Allí están pues, los hechos a la vista. Como en Cuba, como fue en la desaparecida URSS y los países satélites de Europa del Este. Como aún es en China y Corea del Norte, la “fase final” de ese modelo atrasado, reaccionario y antidemocrático de “socialismo” es eliminar el voto popular, universal, secreto y directo tal como lo exigió Fidel, para sustituirlo por el “voto entre grupos selectos del partido”. O el voto en Asambleas vigiladas y controladas que con el mayor descaro los camaradas llaman “poder popular” o “democracias populares” justo cuando eliminan el voto popular libre.
Ciertamente, las elecciones en la Venezuela de esto años no son justas ni se dan en condiciones de igualdad. Son terriblemente desiguales para calificarlas de “democráticas”. Y sin embargo, Fidel exige eliminarlas, sustituyéndolas por ese falso “poder popular” controlado y por unas “comunas” manejadas desde el poder central. El viejo dictador pilló que hay un ADN cultural democrático en el pueblo venezolano que brota a cada momento. Igual que él, cualquier observador nota el marcado descenso popular oficialista entre 2006 y 2013. Y el crecimiento sostenido de la Alternativa Democrática a pesar de tantos obstáculos, abusos y ventajismos. A pesar de las trampas con fallecidos votando, dobles cedulados, mesas donde a la fuerza desalojan testigos y “aparecen” “votos rojos como arroz” con casi cero votantes ausentes. Ha sido una hazaña de tenacidad de la Unidad Democrática, luego de los graves errores y del retroceso de la abstención estéril del 2005, crecer hasta ser mayoría, en tales condiciones de desventaja. Compitiendo contra un rival
sin escrúpulos y ultracorrupto. Compitiendo contra el CNE y todas las instituciones. Con cada vez menos medios de comunicación independientes. Enfrentando más y más censura. Claro, también hay que decirlo, “ayudados” por un gobierno tan malo, corrupto, abusador e ineficiente que ha desilusionado a millones de sus antiguos partidarios.
Luego, lo sorprendentemente curioso es que hay un grupito minoritario – inexistente en pueblos, barrios y fábricas – pero muy activo en Internet y redes, que siendo opositores, coinciden con Fidel en despreciar la fuerza del voto popular. Piden “condiciones” a unos NO demócratas que obviamente nunca las darán. Y por ello reaccionan llamando a “quedarse en casa”. Entreguismo con disfraz de rebeldía. En cada elección se empeñan en ayudar al “proceso revolucionario” con su abstencionismo estéril. Usan como palanca la frustración de los “no triunfos”. Alientan la creencia en “salidas mágicas” para acusar de “comeflores” a quienes luchan y construyen paso a paso. La Alternativa Democrática, que tiene virtudes y defectos, logros y carencias, debe gastar muchas energías en neutralizar a esa siembra de derrotismo y desesperanza. Aunque siempre minoritarios, esos grupitos “radicales de cafetín y teclado”, pero también con compatriotas de buena fe, a veces logran aprovechar la ola de tristeza para restar lo suficiente, como en la elección de gobernadores e impedir triunfos. ¡Cuán útil y valioso para estas luchas de hoy habría sido tener a Andrés de gobernador en Bolívar! Con todo y las trampas – que las hubo – perdió por menos de 10 mil votos pero dejaron de votar unos 40 mil demócratas. Eso pesó más que las trampas.
Estemos claros. La lucha política democrática de estos tiempos es vencer no sólo a un rival partidista, sino al Estado, a la gran corrupción, a las Instituciones e incluso al CNE. Todo al mismo tiempo. Duro, pero se puede… Si votamos todos!
