La palabra se adueñó de Barquisimeto y Cabudare, en la conmemoración del natalicio de Andrés Bello que reúne a los guardianes de la palabra cada 29 de noviembre.
Maltiempo Editores, la Fundación Aurín y el Ateneo de Cabudare se anticiparon a la celebración. El Patio de las Letras estaba repleto el Jueves cultural. Morelia Muñoz bautizó su poemario Dioses Mortales.
Está disponible en tres formatos: el tradicional impreso, digital y un audio libro. Pertenece a la Colección Hacha de Seda.
Muñoz cambió de rol. En la velada no fue la presentadora, como acostumbra en la cita quincenal. Fue la autora feliz al presentar por primera vez la obra de amor, pasión, entrega, belleza y reflexión.
El antrópologo Yván Pineda Monasterios, el doctor Freddy Castillo Castellanos y el escritor Reinaldo Chaviel comentaron sobre la obra.
Manifiesta los contenidos y sombras de la femineidad, dijo Pineda.
“Palabra y deseo, cuerpo constelado, eso anoté en mi cuaderno después de leer el primer poema del libro (…) En el fondo de todo, está el logos poético, que es instrumento, continente y contenido”, indicó Castillo.
La diosa del matrimonio es uno de los rostros o máscaras que la autora elige para hacer su recorrido sagrado bajo la protección del logos poético, agregó.
“Abordar la escritura del amor comporta, sin duda, el riesgo de los estereotipos y las modas. Pienso que en este libro, tal peligro ha sido adecuadamente sorteado, tal vez porque su verdadero protagonista es la palabra”.
Muñoz llegó al escenario, acompañada de Aurisleida Molero, convertida en una “diosa mortal” que demostró a través del performance los sentimientos recopilados en la naciente obra. Gabriel Meseron se inspiró en la palabra para tomar la guitarra y describir con acordes cada línea.
Seguido del recital, pétalos y vinos se esparcieron sobre par de ejemplares.
Es un logro publicar, pero lo más importante es que la obra se multiplique. Sea leída, releída y compartida, expresó Muñoz.
Dioses mortales cuenta con 49 poemas breves.
La poesía salva
La Red Nacional de Escritores Socialistas capítulo Lara rememoró las tertulias de ayer. Se congregaron en la Plaza Altagracia para rendir homenaje a la poetisa María Inés Duin, autora de 25 obras, natural de Acarigua, pero enamorada de Barquisimeto. Sus nietos y bisnietos recitaron los versos que dejó como herencia.
“Musa y poeta a la vez, recordaremos sus lazos heroicos con Venezuela, su extraordinaria intuición, su mágica presencia, su amor a la libertad y sabiduría”, escribió el poeta Antonio Urdaneta.
También presentaron el cuarto volumen del anuario Cuadernos de Altagracia, otra reivindicación de la memoria local. Trabajos de siete autores configuran el documento inspirado por el gran Salvador Garmendia.
Los escritores son los pilares de la sociedad, manifestó el jefe del Sistema Nacional de Imprentas, Miguel Antonio Guevara.
“El libro sigue siendo la figura que documenta la acción diaria, el que hablará de nosotros en los próximos años. El libro recoge el pensamiento de las generaciones”.
Señaló que cada región tiene su consejo editorial donde participan distintos actores culturales para facilitar la promoción de autores noveles y conocidos.
La meta anual del Sistema Nacional de Imprentas es publicar 600 títulos. “Por ejemplo, en la pasada Filven se presentaron cuatro títulos de Lara”.
Omar Villegas, Carmen Lovisoni, Olga Veloz, Mildred Cabral, Alirio y Pedro Echeverría hablaron sobre el valor que tienen los autores.
Villegas indicó que es necesario rescatar los espacios públicos. “Sugerimos que en cada plaza de la ciudad se coloquen poemas. También es importante la promoción del libro y los autores, la apertura de nuevos concursos literarios, encuentros ecológicos. La ciudad puede sensibilizarse a través de la cultura”.
Como es tradición, retratos de autores regionales llenaron el lugar. La pintora Aracelis Morr sumó otra obra al caudal que exhibe cada año. Llevó al lienzo el rostro de Duín, la primera mujer que conforma la colección.
Gloria siempre para Asela
La Asociación de Escritores del estado Lara (Asela) festejó en el Centro de Historia Larense.
La Coral Martín Díaz Peraza interpretó el Himno de Asela, bajo la dirección de Antonio Rivero. Con música, los miembros ratificaron que son guardianes de la historia.
El profesor Alfonso Jiménez, presidente de la institución, se refirió a Andrés Bello como el primer y más ilustre de los escritores venezolanos.
El antólogo Yeo Cruz, vicepresidente, recordó que Asela lleva más de 70 años con las puertas abiertas. Fue creada al mismo tiempo que la Federación Venezolana de Maestros y el Colegio Nacional de Periodistas. En los 80 fue renovada por iniciativa de Caupolicán Ovalles, añadió.
El encuentro vespertino sirvió para que se juramentara a la junta directiva y el tribunal disciplinario que estará al frente de Asela hasta el 2015.
Los miembros electos celebraron que el profesor Jiménez asumiera por séptima vez el cargo de presidente, a sus 98 años.
Las aspiraciones de Jiménez en este nuevo período apuntan a la consolidación de lectores y la creación de nuevos programas que permitan el crecimiento de Asela.
Posteriormente, Olga Veloz Duín presentó su libro Déjame que te cuente. Fue editado por el Sistema Nacional de Imprentas, adscrito a la Fundación El Perro y La Rana.
Cruz hizo lectura a su trabajo, titulado Las coincidencias literarias de Olga Veloz Duín. Precisó que se trata de una escritora plena que nunca pierde su ímpetu de declamar en cualquier espacio.
Destacada y brillante creación
Asela concedió el Premio de Literatura Roberto Montesinos al ingeniero, escritor y periodista Miguel Azpúrua Esnal.
Pedro Lozada Sira, director de relaciones públicas, expresó que el galardonado cuenta con 12 obras publicadas, que además cumple 40 años en la locución.
Por su destacada y brillante obra, el profesor Jiménez hizo entrega del reconocimiento.
Para Azpúrua es un honor ese lauro que viene a sumarse a otros como el Premio Nacional del Libro, el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Municipal de Ensayo Gustavo Machado y el Doctorado Honoris Causa, otorgado por la Universidad de Milán, Italia.
El encuentro clausuró con poesía, lírica y acordes de guitarra. Miguel Ángel López fue el declamador y Enrique Linárez dedicó cuatro tangos a la audiencia: Nostalgia, Por la vuelta, Anclao en París y Por una cabeza.
Con aplausos se despidió el Día Nacional del Escritor.