Fueron instaladas de manera ilegal, dado que el reglamento que norma las actividades del uso del Valle del Turbio, prohíbe la instalación de ese tipo de propaganda.
Propios y extraños vieron con estupor como una serie de vallas de CVAL, que promocionaban “el fracaso” de la producción de rubros alimenticios en el Valle del Turbio, eran sustituidas por la propaganda del candidato del Gobierno a la Alcaldía de Palavecino.
A juicio del candidato al Concejo Municipal por lista, Freddy Pérez, los vecinos de Palavecino y transeúntes en general bautizaron estas estructuras como las “vallas de las mentiras, porque nunca se produjo en las tierras expropiadas del Turbio, un solo gramo de caraotas”.
Pérez sentenció que en las referidas vallas se publicitaba la producción de tomates, pimentones, parchitas, cebollas, caraotas y otros rubros agrícolas, “cuando la gente veía que todo era una gran farsa, pura propaganda engañosa”.
Subrayó que las vallas fueron instaladas de manera ilegal dado que el reglamento que norma las actividades del uso del Valle del Turbio, prohíbe la instalación de ese tipo de propaganda, igualmente lo hace la ordenanza municipal que rige la materia de publicidad y propaganda, que frente al “nefasto escenario, la Alcaldía de Palavecino simplemente calló”.
Delincuentes ambientales
A propósito de la campaña electoral el partido de gobierno tomó para sí las referidas vallas instalando en éstas su propaganda política, “es decir, un bien público pasó a manos del PSUV y de esta manera corrupta hacen su propaganda”.
“Pero la naturaleza es terca y un árbol joven y hermoso no permitía ver claramente la imagen del candidato del reyismo a la Alcaldía de Palavecino, por lo que ordenaron aniquilar el frondoso arbusto que la naturaleza había procreado dentro del Valle del Turbio, perpetrando un crimen ecológico, lo cual está sancionado en la normativa ambiental por ser un delito”, esgrimió Pérez vía telefónica, adicionando que quien comete un delito es un delincuente.
Las vallas de las mentiras pasaron a ser las vallas de la corrupción -prosigue Pérez-, y terminaron siendo las vallas ecocidas o mejor dicho quienes manipularon esta situación pasaron de mentirosos a corruptos y ahora a delincuentes ambientales.
Se preguntó si la fiscalía anticorrupción (fiscalía 22 en Lara) y la fiscalía en asuntos ambientales actuarán con diligencia a fin de castigar castigar a quienes perpetraron este delito establecido en las leyes, “así como son tan diligentes para enjuiciar a los dirigentes de la oposición”, inquirió con indignación.