Durante la madrugada de ayer, un grupo de privados de libertad iniciaron una huelga de sangre en el Centro de Coordinación de la Policía del estado Lara en Fundalara. Según algunos familiares de los detenidos, el hecho ocurrió luego de que a las 4:00 a.m. efectivos policiales lanzaran bombas lacrimógenas dentro de los calabozos de la estación, cuando varios internos exigían que se le brindara atención a uno de sus compañeros que se había desmayado, pues venían realizando una huelga de hambre desde el pasado viernes.
Deivis Heredia, padre de uno de los detenidos y miembro del Comité de Defensa de Detenidos en comisarias policiales de Lara, dijo que la acción habría causado que al menos otro reo perdiera el conocimiento, pues además de la debilidad por no haber ingerido alimentos en un par de días, se asfixió con los gases de la bomba.
“También arrojaron una bomba incendiaria, prendiéndole fuego a algunas colchonetas. Hablamos con el comisario a cargo de la estación y admitió que la situación se le había ido de las manos”, comentó, recordando que hay detenidos que llevan uno e incluso dos años en los calabozos de Polilara. Destacó que no fue sino hasta las 6:00 de la mañana, cuando 12 reos decidieron inflingirse heridas con objetos afilados en sus piernas, como señal de protesta por la presunta arremetida de los funcionarios policiales, y la falta de respuesta a sus llamados de ayuda para que atendieran al interno que había perdido el conocimiento bajo los efectos del gas y los días que llevaba sin ingerir alimentos.
Recordó que su hijo, quien estaba entre los 12 huelguistas, había estado recluido anteriormente en la Comandancia General de Polilara en la 30, donde, aseveró, las autoridades policiales alegaron que él intentaba pasarle armas a su pariente, por lo cual le impusieron una prohibición para ver a su hijo durante año y medio.“Luego fue trasladado a Fundalara, donde tampoco he podido verlo”, señaló, agregando que del calabozo de esa estación sólo habían trasladado a 12 reos al Hospital Central Antonio María Pineda, porque el comisario a cargo dio la orden que a los demás internos les pusieran café en las heridas para parar el sangrado.
“Pedimos a la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, que nos ofrezca una solución, porque la falta de trasladados a un centro de reclusión donde los detenidos gocen de condiciones apropiadas para cumplir sus condenas, es por un problema político”, expresó Heredia, insistiendo que la huelga de hambre continuaría hasta el jueves de no haber respuesta.
Por su parte, funcionarios en la estación policial de Fundalara no confirmaron la versión antes relatada, asegurando que sólo se había efectuado una requisa en el lugar. Informaron, además, que gran parte de los 22 detenidos allí habían suspendido la huelga, y de hecho algunos parientes aguardaban afuera, con alimentos, a que los dejaran pasar.
Mientras tanto, en la Comandancia de Polilara en la 30, familiares de los allí recluidos protestaban exigiendo el inmediato traslado de los polipresos, como denominan a los efectivos policiales detenidos en esos calabozos, pues aseguran que ellos disfrutan de privilegios, mientras a los demás privados de libertad no les permiten el ingreso de ropa, medicamientos, ni alimentos desde el altercado del pasado miércoles.
Al lugar arribó, para reunirse con la directiva de Polilara, la fiscal del Ministerio Público, Rosmery González, quien recordó a los presentes que materias como los derechos humanos y la defensoría del pueblo no eran de su competencia, al tiempo que anunció que pronto habría una reunión entre todas las autoridades sobre estos problemas.