VII
En tiempos de escaramuzas que aun continuaban en Venezuela, sería atizar fuegos en estos tiempos alborales del siglo veinte, cuando dos generales hechos en las montoneras se han instalado en el poder: Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. El llamado cósmico toca a las puertas de la mente del joven caroreño Federico Carmona, y lo invita a elevarse, a tomar impulso para un vuelo trascendental. De pronto, de “repente”, o sea, mejor dicho, o lo que es lo mismo (el juego de palabras que me enseñó muchos años, después de su hijo don Jesús, Jesús Carmona) se le “prendió el bombillo” a don Federico. El periódico, diario, se llamara así: EL IMPULSO. ¡Santa palabra. Firme determinación. Bendito sea!
VIII
Impulso, dice el DRAE, es acción y efecto de impeler. La palabra Impulso vino del latín: impulsus. Pero impeler puede ser también instigar y también sugestión. Quedémonos con lo primero: impeler. Acción y efecto. Don Federico se ha dado cuenta de algo que ocurre en él: se sabe impulsivo. Cotidianamente impulsivo en estos días finales, diciembre de 1903. Siente que va a iniciar una acción. Es el llamado cósmico, providencial. La idea de fundar un diario en Carora es en él una causa impulsiva. Tiene una idea brillante, fundamental en su vida, que va a dar origen a algo: un periódico escrito, un diario en Carora. Y se dispone a hacerla realidad. Ya tiene el nombre de la obra, del periódico. Se llamara EL IMPULSO. Se siente un hombre impulsivo, pero no de los que hablan sin reflexión ni cautela, pues sabe lo que va a hacer, y que lo hará decidido pero cautelosamente, como lo exige e impone la época, el advenimiento del nuevo siglo.
Siente que su destino es cumplir tarea de impulsor. Va a dar empuje a una acción. Va a producir un movimiento. Un movimiento cultural. Primero debe prepararse, documentarse, disponerse. A la manera de un reportero, debe disponerse a indagar. Labor de periodista. Debe pensar. Deberá discurrir con razón. Trabajara con el espíritu, con la mente, físicamente también, en un ir y venir de Cotidianidades. Esa es la labor de los periodistas. Y la cumplirá a cabalidad, para ser útil a la patria, a la ciudad, al prójimo, a los pueblos, al mundo, a la humanidad, a la Historia. Para la trascendencia. Cuando pasen unos cuantos años, ambos tendrán que viajar. El periódico tendrá que ser trasladado, en 1919, a otra ciudad: a Barquisimeto, y posiblemente, para ediciones simultáneas, a Caracas. Caminos por recorrer. No hay que apresurar el paso. Pero tampoco ir a paso de tortuga. Mucho menos dar saltos.
IX
Cuando deje el paso libre a otro periódico, El Diario de Carora, fundado por otro gran periodista de aquella tierra: Don José Herrera Oropeza, el día 1º de septiembre del año 1919, y radicarse en Barquisimeto, desde entonces para siempre. EL IMPULSO será declarado (aquí lo declaramos) “el caroreño barquisibienvenido”.
X
La palabra prospecto
El nombre del Editorial de EL IMPULSO aquel día 1º de enero de 1904 fue otro acierto alcanzado a continuación de la acción que lo llevó a dar por nombre al periódico de EL IMPULSO. Plena conciencia tenía don Federico de la etimología de la palabra: Prospecto. Indudablemente, tal vocablo le había sido impulsado. Acierto tras acierto. Prospecto viene del latín también: prospectus, de prospicere, que es mirar, examinar. Prospecto es: “exposición o anuncio breve que se hace al público sobre una obra más.
XI
Cabal cumplimiento, dio aquel 1º de enero de 1904 el editorialista. Camino iniciado con buen pie. Casi medio siglo después, en España, un poeta llamado Antonio Machado escribiría un largo poema, del cual los lectores extraerán dos versos que se harían famosos, sanamente, verazmente famosos: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Don Federico Carmona y EL IMPULSO han andado ya cien años, haciendo camino, caminos en la tierra, en el aire, en el agua, en la historia, en la cultura, en el periodismo. La palabra Prospecto escolta a la vez que es escoltada, y junto a otras camina por el idioma, avanza por los caminos del lenguaje, son sus palabras compañeras: prosperar, próspero, prosperidad, verbos, adverbios. La acción favorecida en el curso favorable de las cosas. Riqueza y poder originándose en la acción bienhechora. Buen éxito en lo que se emprende, sucede, ocurre. Prosperidad en la cotidianidad benefactora, constructiva, culturizante. Y este es el premio, el fruto, el resultado obtenido a través de sus primeros cien años de vida por EL IMPULSO, premios morales, sobre todo, que hoy llenan de felicidad a los descendientes de don Federico Carmona, a su esposa, a sus hijos, laboriosos, dignos, a sus nietos, a su árbol genealógico, a su obra, un premio llamado EL IMPULSO…