El ex mandatario de Honduras, Manuel Zelaya, denunció el lunes fraude en unas elecciones presidenciales donde según resultados parciales su esposa fue superada por el candidato oficialista Juan Orlando Hernández, generando dudas sobre la estabilidad política en la empobrecida y violenta nación centroamericana.
Zelaya, derrocado por los militares en el 2009, dijo que el izquierdista Partido Libre no reconocía un conteo oficial que daba a Hernández un 34,27 por ciento de los votos frente a un 28,67 por ciento de su esposa Xiomara Castro.
Las cifras corresponden a un 55 por ciento de las mesas de votación escrutadas y no habían sido actualizadas desde la noche del domingo.
El ex presidente, una influyente figura detrás de la candidatura de su esposa, dijo que el Tribunal Electoral no había contabilizado casi 400.000 votos por supuestas inconsistencias que tienen que ser revisadas. Y ese caudal, explicó, podría dar vuelta el resultado.
«Nosotros no aceptamos ese resultado», dijo Zelaya a reporteros la madrugada del lunes. «Aquí vamos a poner los puntos sobre las íes, no nos pueden hacer esto, nos están robando la elección».
A pesar de que el Tribunal Electoral todavía no lo ha declarado ganador, Hernández dijo que ya recibió felicitaciones de los presidentes de Colombia, Guatemala y Panamá.
«íGracias Dios mío y gracias pueblo hondureño por este triunfo!», escribió Hernández en su cuenta de Twitter.
Las denuncias de fraude electoral podrían agregar inestabilidad política en un país polarizado tras el golpe de Estado contra Zelaya y convertido por el narcotráfico en uno de los países más violentos del mundo.
Otro candidato de oposición, Salvador Nasralla, del Partido Anticorrupción ubicado cuarto en los resultados oficiales, denunció inconsistencias en el proceso electoral y tampoco reconoció la ventaja de Hernández.
OBSERVADORES DICEN TODO NORMAL
Pero observadores de la Unión Europea y la embajadora de Estados Unidos, Lisa Kubiske, dijeron que el proceso electoral había sido transparente y que transcurrió sin irregularidades.
«En el conteo de las mesas vimos un escrutinio que se hizo con regularidad», dijo Kubiske a periodistas.
Hernández, un influyente político que comanda el Congreso, basó su campaña en la propuesta de sacar más soldados a las calles para combatir la rampante violencia que ha llevado a Honduras a ser el país con la mayor tasa de homicidios del mundo.
Sus partidarios dicen que es un líder pragmático. Sus críticos lo acusan de ser autoritario.
Una victoria de Hernández implicaría la continuidad de las políticas del saliente gobierno de su amigo Porfirio Lobo, también del Partido Nacional.
Castro, en cambio, propone un giro a la izquierda. Su esposo Zelaya fue derrocado con el beneplácito de buena parte de la clase política y empresarial hondureña, que lo acusaban de querer perpetuarse en el poder influenciado por el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Honduras es el país más pobre de América después de Haití.