¿Un iPad? ¿Google Glass? No, hay un ‘gadget’ mucho más atractivo y que lleva ocupando los titulares estos últimos días. Llamarlo gadget es una licencia que nos vamos a permitir por todo el equipamiento que trae, pero en realidad seguro que no nos equivocamos al afirmar que el Tesla Model S es un producto de lo más cotizado y codiciado entre los lectores de Engadget. ¿Cómo puede ser que un vehículo ocupe esta preciada parcela en nuestro subconsciente? Son tantas las claves que toca la marca de Elon Musk que es difícil explicar el éxito de este proyecto en un par de líneas, pero queda claro que este emprendedor ha dado con la fórmula mágica en uno de los mercados, el de la automación, más complejos del mundo.
Todo lo que rodea a la historia de esta jovencísima empresa cuenta con un atractivo halo mágico. Haciendo un breve repaso, se constituyó en 2003 y con un objetivo tan claro como complejo: popularizar un vehículo eléctrico y hacerlo que sea un fenómeno de masas. Una idea absolutamente peregrina que no recibió sino el desdén y la complacencia del resto de la industria. ¿Iba a llegar un tipo de Sudáfrica a entrar en el mundo de la automación con un modelo nuevo y transgresor? ¡Ja! La risa fue evidente, pero esta historia, ahora que la contamos, ya la hemos visto antes. ¿Recuerdas los años gloriosos de Palm? Pues bien, con el barco semihundido, el entonces CEO de la firma Ed Colligan soltó una de esas perlas de las que siguen circulando hoy por la red como ejemplo a evitar: “No va a llegar Apple al mercado como si nada”. Y vaya que sí llegó…
El proyecto sigue sonando apasionante: el mercado de los automóviles está absolutamente cerrado y el grueso de los fabricantes se ha centrado en exprimir los modelos (y tecnología) que más ingresos les reportan. Como quiera que a día de hoy un vehículo con motor de combustión sigue siendo más barato y versátil que otro movido con energías alternativas, ninguna marca invierte excesivamente en esta nueva industria. Ahora bien ¿y si llega un fabricante que exclusivamente fabricase vehículos propulsados con electricidad, preocupándose también de la carga de los mismos? Y así vio la luz Tesla. Antes sonaba a broma, pero el Model S está preocupando y mucho al sector: se trata de un vehículo impecable, con un acabado de lujo y que no hay por dónde criticarlo desde la perspectiva de sus rivales. Musk ha logrado además lo más difícil: el Model S es la nueva referencia en la clase más alta de los códigos postales más adinerados de Estados Unidos. ¿Un Porsche? No, la gente pide Tesla.
La industria de la automación estaba ya seriamente preocupada. El Model S corría el serio riesgo de convertirse en el ‘iPhone’ de los automóviles arrastrando a todo el sector. Así que atacó con artillería pesada tan pronto como encontrara un flanco, y lo hubo. Unos pocos Model S se incendiaron al prender las baterías y se puso en entredicho la seguridad de estos vehículos. Nadie corrió peligro en ningún momento y Musk tiró de estadísticas para acallar a sus rivales que se lanzaron sobre su presa como buitres carroñeros: Tesla contaba con una tasa de incendios mucho más baja que sus semejantes alimentados por combustible, explicado por Musk: “tienes más probabilidades de que te caiga un rayo en tu vida que de sufrir daños por un incendio de un Tesla”. En realidad fue el único punto flaco que lograron encontrar de una marca que lo había bordado con este modelo. Para hacerse un hueco en este segmento no basta con ser bueno: tienes que ser el mejor.
Pero para asegurarse de no dejar un sólo resquicio a sus rivales, Tesla asumió en garantía incluso los incendios futuros causados por la impericia del conductor, o lo que es lo mismo, que si haces el bestia y de abajo sale humo, la marca te cubre sin formular ningún tipo de preguntas. Estaba claro que el de Pretoria era un tipo correoso y no iba a amilanarse por los reveses del todopoderoso club de fabricantes de automóviles, donde no era bien recibido, por cierto. Pero como quiera que en estos casos la fuerza de la razón se impone y como recompensa a sus esfuerzos, el fabricante californiano ha recibido esta misma semana el espaldarazo definitivo de los consumidores: Consumer Reports ha zanjado de un plumazo el affaire de la calidad (y peligrosidad) del Model S al alcanzar la valoración más alta entre los usuarios… de la historia. Casi nada.
Bueno, bonito, seguro, inalcanzablemente caro, pero sobre todo, rebosante de tecnología. Su pantalla táctil de 17 pulgadas es posiblemente el mejor exponente de todo lo que esconde esta joya que no cabe duda de que abre una nueva etapa en el mundo de la automoción. Antes hemos mencionado el iPhone de pasada, por las similitudes en lo transgresor del producto en su lanzamiento, pero la proximidad de Apple y Tesla va más allá de lo estético y lo funcional: el fabricante de vehículos eléctricos ha fichado a un ejecutivo de la firma de la manzana para el desarrollo de nuevos productos. En esta ascensión sin límites la firma parece haberse quedado sola con la espantada forzada de Fisker, pero en realidad y dado su éxito, su verdadero rival está entre los fabricantes de automóviles convencionales. Sólo nos falta soñar. Y que nos toque la lotería para poder optar a un Model S, ese gadget de ensueño.
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