Mentes mercantiles, soluciones monetarias

A la caída del militarismo del siglo XX con un Marcos Pérez Jiménez huyendo, algunos militares incluso compadres del dictador se hicieron presentes en la Junta de Gobierno que sustituía al Poder defenestrado y el pueblo se mostraba reacio a su permanencia en tan importante posición ya que se pensaba estaban allí para dar un zarpazo en cualquier momento y restaurar la Dictadura militar.
Luego de unos días de zozobra y de “negociaciones” la cosa se solucionó con unos cañonazos de unos cuantos miles de bolívares (no eran tiempos de millones) y los coroneles se plegaron a la paz. Así en la historia del país se han presentado muchas oportunidades donde militares se muestran inquietos ante las circunstancias agitando el expediente de la patria en peligro (ayer el comunismo, hoy el Imperialismo) pero la realidad es la necesidad de mejores ingresos para llenar la cartera.
Las condiciones económicas actuales deben haber despertado ese criterio tradicional y no esta muy lejos de la verdad una reunión donde los sables sonaban sobre las cuentas corrientes de las chequeras para exigir bienestar seguro. Algunas veces la ambición de Poder se unió a esas necesidades y se produjeron Golpes de Estado pero dadas las condiciones actuales sería una aventura peligrosa y muy represiva asaltar el Poder con tantos problemas por resolver mientras se puede tener en el puesto de Comandante en Jefe un civil para aguantar la problemática y a la larga si se hace necesario “los salvadores de la Patria” cumplirán su rol con plan y pa’l cuartel presentándose ante la Nación como necesarios ante el fracaso de los civiles. Esta es más o menos la dinámica por siglos de esta Republica cuando existe.
Hoy día cuando el Presupuesto Nacional se resquebraja por mas Gastos que Ingresos nos quedamos sorprendidos de cómo desde la Presidencia se exagera un aumento (si comparamos con los civiles) para el estamento militar y entendemos que hay mas de lo mismo. Hay nervisiosmo ante la fuerza e indiferencia ante la razón de los más pobres. Gremios esenciales para un mejor país, ladrando por sus ínfimos salarios. Sin armas las protestas son ejercicio democrático para la espera por siglos quizás de una solución a las penurias de los maestros por ejemplo. Y esos seres de la Tercera Edad a los cuales hace quince años le ofrecieron tres meses de aguinaldo al fin del año se quedaron plantados en dos meses de “regalía estatal” a pesar de los aumentos imprevistos del precio del barril de petróleo y así pues queda evidente la fuerza como el mejor derecho para recibir “soluciones monetarias” aun cuando haya una Venezuela desarmada esperando por un reparto equilibrado de los ingresos nacionales a lo cual algunos llaman socialismo.
La verdad verdadera es que los sociolistos de la Fuerza Armada se lo llevan todo y los civiles se quedan viviendo en las esperanzas sin futuro observando además las marchas y desfiles militares celebrando el éxito del militarismo del siglo XXI.