La música no conoce barreras, tampoco de egoísmo. Las partituras son refugio de igualdad. Los intérpretes son testimonio de grandeza.
Para el maestro Alexis Meléndez la música es el mejor ejercicio de amistad y lo demostró en concierto.
Hay episodios que se guardan en el corazón por su carga sentimental. Y el domingo 24 de noviembre no es la excepción.
El acostumbrado concierto que auspicia la Fundación Juan Carmona del diario EL IMPULSO fue memorable.
Alrededor de 28 artistas regalaron sus mejores notas al público local desde el escenario de la Sala Alternativa.
Canciones de Brasil en un solo movimiento se bautizó la cita atesorada por centenares de melómanos que fueron testigo del cruce entre maestros y promesas.
Las melodías del país vecino se sintieron en todo su esplendor. Guaros de nacimiento y afecto compartieron en tarima. Revivieron momentos cumbre de los años 60 entre bossa nova, choros, samba y tropical.
Alexis Meléndez fue además de guitarrista y percusionista un presentador jovial.
“Gracias a la Fundación Juan Carmona por abrirnos las puertas”, precisó.
La Roda, como se denomina en Brasil un espectáculo donde alternan varios músicos, despertó con el encanto de Mesticanto Ensamble Vocal, bajo la dirección del profesor Behomar Rojas.
Dos temas desataron los aplausos del público: Louva-a-deus y Birimbao.
La participación de Mesticanto ocurrió a pocos días de su viaje a México. Irán al festival Tlaxcala Canta 2013.
Entre los géneros de la música tradicional brasileña el choro es uno de los más antiguos, dijo el maestro. Para viajar por el tiempo, invitó al escenario al joven Kender Zárraga, mandolinista becado por la Fundación Festival Internacional de Jazz a Curitiba para continuar con su preparación.
En su regreso a Barquisimeto, el prodigioso Zárraga se lució con tres obras del compositor Jacob do Bandolim: Receta de samba, Migalhas de amor y Asanhado.
A la fiesta de instrumentos se unieron Behomar Rojas, Oswaldo Álvarez y Gustavo Mendoza en la percusión, Alexis Meléndez en la guitarra y la joven Corina Rangel en la flauta.
La cita pasó de la magia coral a la instrumental y sin mucha espera combinó ambas virtudes. Los esposos Ibrahim Elcure y Clara Chacón llegaron en clave de nostalgia, pero también de alegría.
La audiencia aplaudió sin cansancio el virtuosismo de la pareja que se lució con Mentira, Vivo soñando y Travesía. Desapareció la barrera del idioma, cada quien se adueñaba de la lírica en portugués que movía las fibras. Sobraron las emociones a flor de piel.
En tributo al gran Djavan, Behomar Rojas volvió a la tarima con Laurency Torrealba en la guitarra. Flor de liz y Sina sería la elección de los artistas para seguir conquistado a la multitud.
Canciones de Brasil fue descrito como un reencuentro y una fusión entre varias generaciones. Para otros una reconciliación con el escenario. Ocurrió con la carismática Zoila Arangú, que enamoró con su interpretación de bossa nova. No estaba sola. Luis Miguel Badaraco, Israel Hernández y Octavio Pérez tocaron la guitarra y la percusión en admirable sintonía.
Samurai, Otra vez y Oye mira llenaron de romance la Sala Alternativa. Varios melómanos coreaban, otros reflejaron su pasión con palmadas.
Y la presentación cerró con la maravillosa voz de Giselle Meléndez, que cantó junto a su padre Cicatrices, Brigas nunca mais y Verdade Chinisa.
“La princesa de la bandola”, María Fernanda González, sorprendió a los asistentes al tomar su instrumento inseparable para tocar lo que más le gusta: bossa nova. Chega de Saudade fue la pieza que despidió este compartir inédito, merecedor de elogios y vítores.
Los 28 invitados especiales celebraron el Día del Músico con una docena de piezas de grandes maestros que hicieron historia en Brasil y se convirtieron en figuras universales.