Es un laberinto la crisis económica de Venezuela. Por mucho que se busque el camino de salida no se vislumbra solución favorable al aparato productivo. Tampoco se generan mecanismos acertados para el incremento de divisas destinadas a los comerciantes, disminución de controles administrativos e incentivos para la oferta y la demanda a objeto de bajar la inflación, grave situación que reduce el encarecido presupuesto de las personas y las empobrece cada día más.
La lucha contra la economía emprendida por el gobierno nacional, iniciada la primera quincena de noviembre, realmente busca atacar los precios altos sin tomar en cuenta que la adquisición de muchos de esos productos no la materializaron los comerciantes con dólares de la venta del petróleo porque sencillamente no cubren las necesidades nacionales, o sencillamente pretende llamar la atención para ganar afectos en este tiempo de elecciones municipales en el país.
La semana que culmina, al igual que la anterior, estuvo marcada por comercios abarrotados de ávidos compradores en colas, aunque muchos de ellos no hayan podido llevarse nada a casa, sino ofertas anotadas en papelitos para volver cuando tengan el dinero que les alcance para costear los artículos. Hoy el gobierno fiscaliza los centros comerciales del país, grandes generadores de compras por ofrecer buenos servicios y mayor seguridad personal, hacia donde gira la atención de las personas en busca de ofertas.
Desbarajuste económico
Elías Bessis, presidente de la Cámara de Importadores y Distribuidores de Repuestos del estado Lara (Cidralara), y expresidente de Fedecámaras Lara, hizo un enfoque sobre el actual panorama económico venezolano, a propósito de su experiencia comercial y de la responsabilidad dentro de una organización que abastece el mercado de repuestos para garantizar la movilidad del parque automotor y contribuir al desarrollo de la nación.
En primer término utilizó la expresión “resquebrajada” al referirse a la economía venezolana, toda vez que la misma no se concibe consolidada en lo endógeno, porque la rebasa el mercado de puerto, hacia el cual se diluyen las divisas locales, dejando a la deriva al empresariado interno.
“Es una gran realidad palpable que estamos viviendo, la Venezuela de 6,30 bolívares por dólar, y la de los dólares del mercado negro, actividad última que no se ha definido”, señaló.
¿Responsabilidad del gobierno?
Ahora ¿De qué acusaría al gobierno nacional? De no haber podido hasta ahora controlar el precio del mercado negro, teniendo la capacidad y el poder para hacerlo, pero es que además no cuenta con dólares suficientes para satisfacer todas las necesidades del mercado interno y se ha convertido en un empresario voraz, calificó.
Cuestionó la política de importación del gobierno a la que destina los dólares de la renta petrolera, en lugar de aportárselo a los empresarios privados locales para que produzcan y comercialicen productos dentro de un libre juego de oferta y demanda, en función de contribuir a bajar la inflación.
Bessis asegura que la solución a los problemas económicos que colocan al país en un destino incierto se consigue a través de mecanismos que se unifiquen en un punto de coincidencia para lograrlo con un acuerdo nacional de diálogo.
Trajo como ejemplo de que sí es posible resolver desde el entendimiento entre partes, al nombrar el acuerdo al cual llegaron varias casas nacionales de repuestos para bajar los precios hasta un 20%, tras dialogar con el ministro de transporte terrestre Haiman El Troudi.
Fiebre de compras sin medir consecuencias
Para el presidente de Cidralara, el problema de gastos no se percibe ahora dentro de esta voracidad de consumo que se registra en toda Venezuela.
“Yo creo que el gobierno está mandando a hacer este tipo de cosas convencido de que el bolívar perdió el valor”, comentó.
En este sentido, opinó que el bolívar debería costar la mitad del valor que adquiere en el mercado negro porque cuando estaba a 4,30 se conseguía a 9 bolívares.
¿Qué está haciendo el empresario ante el problema? proteger su inventario, es decir, si tiene cien piezas en su negocio para atender a un público de noventa personas, cómo hace si el gobierno lo regula, lo forza a bajar los precios y de paso lo amenaza con llevarlo a la cárcel. Entonces, al terminarse esa mercancía no puede surtir de nuevo con la misma cantidad inicial para atender a la clientela, por lo tanto, se produce el desabastecimiento de ese rubro.
Por tal razón algunos vendedores recargan los precios de los productos porque los adquieren con el dólar del mercado paralelo, a costa de endeudarse.
Vaticina cierre de establecimientos
Bessis estimó que posiblemente un 50% del comercio en Venezuela cerrará, porque muchos empresarios van a tirar la toalla.
No obstante, manifestó que se quedarán los empresarios que verdaderamente llevan tiempo trabajando de manera incansable en el país (puso el ejemplo de su familia), porque el ideal de estos dueños de locales es levantarse luego de una estrepitosa caída, sortear obstáculos, mantenerse y continuar brindando sus servicios al público, tratando siempre de hacer estrategias para protegerse en lo posible de las políticas gubernamentales en materia de economía.
Recalcó que lo más seguro es que aunque el gobierno quiebre a la mayoría de los empresarios que se quedan, ellos volverán a invertir porque creen en el país.
Lamentó que de suscitarse clausuras voluntarias de establecimientos repercutirá de manera significativa en el desempleo, recayendo con mayor fuerza en padres y madres que tienen hijos a su cargo, lo que agrava aun más la crisis social, principalmente de los sectores populares. Criticó que el gobierno se quiera meter con todo el aparato productivo en Venezuela, cuando la realidad es que no puede cubrir este territorio de mucho consumo.
A propósito de posibles cierres de locales, teme que Daka y también algunas tiendas ferreteras formen parte de esta lista.
Lamenta la suerte de los empleados de estas tiendas porque no se sabe quién les garantizará el pago de la quincena, ya que el dinero de las últimas ventas pudo haber sido confiscado, como ocurrió con el caso de algunos galpones del Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar).
Consecuencia de la monoproducción
El entrevistado cuestionó la no diversificación de la economía venezolana porque únicamente subsiste de la renta petrolera para cumplir con grandes cargas derivadas de la administración pública y del país en general. A este respecto justificó que no hayan dólares en el país para cubrir la demanda del empresariado, ya que estas divisas provienen únicamente de la venta del citado mineral, cuya producción, por cierto, es muy baja actualmente.
“La prueba más fehaciente es que Pdvsa va a cancelar deuda adquiriendo más deudas mediante la emisión de bonos para pagarle a acreedores, trabajadores y empresas trasnacionales”, afirmó.
Deben existir controles
Bessis no está totalmente en desacuerdo con que el gobierno nacional asuma ciertos controles del sector comercio, y por eso siempre ha estado de acuerdo con que se revise la lista Cadivi, porque “no apoyo la corrupción ni la especulación”.
Sin embargo, expuso que los controles generan vicios, y para contenerlos basta con aplicar un riguroso seguimiento de posibles desviaciones de la política cambiaria que conlleven a actos ilícitos.
¿Populismo electoral?
La acción que tomó el gobierno nacional llamándola guerra contra la especulación y la usura, a criterio de Bessis, pudiera estar formando parte de un populismo, a consideración de las elecciones municipales que se llevarán a cabo este 8 de diciembre en Venezuela.
Se trata de la cacareada demagogia del socialismo del siglo XXI para seguir engañando a la gente, pero no le dice la verdad, que no tiene dólares para entregarle a los comerciantes para que compren sus mercancías y puedan distribuir en el mercado artículos a disposición de todos, durante los trescientos sesenta y cinco días del año.
Por ejemplo, en los años 2004, 2005 y 2006 Cadivi funcionaba porque había moneda, y en el caso de los repuestos se aumentaban de precio una vez al año.
Una propuesta desde el ministerio
Se le preguntó a Elías Bessis qué políticas económicas establecería para Venezuela en un supuesto de que fuera ministro de economía en este momento. Así respondió: “Establecería un sistema de dólar permuta, según la oferta y la demanda, ya que es mejor pagarle 20 bolívares al Banco Central de Venezuela, en lugar de dárselo a otro a costillas nuestras”.
“Implementaría una economía de mercado mediante la cual el consumo establezca los precios”.
Habló de sincerar la economía y de subir los salarios. Además, cree que la economía de Venezuela debe ser tal cual la de Ecuador, la cual fue dolarizada. Lamentó que hoy el país no tiene nada que ofertar y tampoco hay competitividad.
Recordó que en el año 2007 se vendió más de medio millón de vehículos nuevos en el país, porque había oferta y demanda, aunque un año después decayó el negocio.