Aunque pueda estar justificada la salida al ruedo de candidaturas alternativas dentro de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el Gran Polo Patriótico (GPP), como los dos grandes superbloques que definen el panorama político actual de Venezuela, la posibilidad de éxito de la gran mayoría de estas aspiraciones es incierto ante la polarización que, a pesar de los años, todavía define la decisión que toman los venezolanos al optar por el destino que le darán al país, su estado o su municipio, en cada período electoral.
En estos momentos el “marcaje de distancia” entre los factores que pertenecen tanto al chavismo como la oposición es más evidente en los niveles locales de cada una de estas corrientes políticas, con la inscripción de 181 candidaturas alternativas en 146 municipios, por parte de organizaciones cuya visión difiere de la establecida por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y la mayoría de sus aliados en el Gran Polo Patriótico. Dejando la “alianza perfecta” como un hecho posible en sólo 191 localidades.
Mientras que la oposición ha enfrentado sus batallas contra personajes como Antonio Ecarri, quien a pesar de haber participado en las primarias de la MUD y haber perdido contra Ismael García en la candidatura unitaria a la Alcaldía del municipio Libertador, insistió en mostrarse como una opción de triunfo durante la inscripción de candidaturas, la cual ahora ha decidido dejar justo al inicio de la campaña.
La mayor protesta desde el seno de la militancia chavista ha sido contra la imposición de candidaturas desde la cúpula de PSUV, como lo ha expresado Orlando Chirinos, candidato del Partido Revolucionario de los Trabajadores a la Alcaldía de Iribarren. Esa organización ha presentado 157 candidatos “de la irreverencia” en todo el país.
Específicamente en Lara se señala a las decisiones de la alta dirigencia regional del partido rojo-rojito, por lo cual se tiene más de un candidato del chavismo en cada uno de los municipios.
Dentro de la oposición ha sido el Movimiento Al Socialismo (MAS) una de las organizaciones más llamativas en su contraposición a las opciones apoyadas por la Mesa Unitaria, no sólo con el lanzamiento de candidaturas propias en algunos estado, entre los cuales no se encuentra Lara, sino también por la decisión de mantener su tarjeta fuera de la presentada por la coalición opositora para apoyar a sus candidatos.
El masismo se defiende en asegurar el establecimiento de “una diferencia de tipo político, ya que estamos proponiendo al país un proceso de diálogo, por lo que nuestras candidaturas representan la búsqueda de la reconciliación de los venezolanos, que es un sentimiento que comparte la mayoría”, tal como lo ha manifestado Nelsón Rampersad, miembro del comité político del MAS.
De allí a que desde la tolda naranja se apueste por considerar que la única solución a la crisis viene dada por el concurso de los liderazgos políticos, ante la apuesta a la confrontación de los factores de la MUD.
Para el sociólogo y especialista en Ciencias Políticas, Carlos Raúl Hernández, el poder de la polarización es tal que la influencia de las candidaturas alternativas será reducida para marcar el resultado de los comicios. Aún cuando no descarta que “algún candidato pueda ser fuerte en alguna localidad”, al final será considerado como una desviación típica de materia estadística.
En el chavismo, estima que la aparición de candidaturas alternativas se debe a la ausencia del caudillismo generado por el expresidente Hugo Chávez, cuyas decisiones de imponer candidaturas eran muy difíciles de contrariar, sin embargo, la imposición que se percibe desde la cúpula actual del PSUV genera descontento en las bases y los cuadros medios de chavismo.
En el caso de la oposición, Hernández considera que la razón de este fenómeno se origina en la inversión de recursos económicos que habría realizado el Gobierno nacional para financiar candidaturas disidentes que pudieran afectar la votación de los candidatos oficiales de la MUD.
Sobre las candidaturas disidentes como la de Antonio Ecarri en el municipio Libertador de Caracas, el especialista expone que la comprobación del poco avance demostrado por su opción en las últimas semanas fue lo que llevó al candidato a renunciar a su aspiración. Una acción que a Hernández le parece ha sido la más correcta en lo que va de campaña.
El peso del plebiscito
Para el analista político, Eduardo Semtei, la aparición de las candidaturas alternativas a los bloques políticos de cara a la venidera elección siempre estará afectada por la visión de estos comicios como un plebiscito al Gobierno nacional, que degenera en una obligación de decidir si se vota a favor o en contra del Ejecutivo y hace que funcionen fenómenos como el de “la economía del voto”.
Elementos como la capacidad organizativa de quienes apoyan a un candidato alternativo, como la cantidad de recursos a invertir en su campaña, no son elementos soslayados por Semtei como determinantes en el éxito de un candidato, pero apunta que el ejemplo de Ecarri demuestra cómo en la actual configuración del mapa político del país las opciones “despolarizadas” apenas si pueden aspirar a capitalizar hasta un 5% del voto, de allí el retiro del candidato. Tal como habría ocurrido en los tiempos del binomio AD-Copei, cuando la izquierda apenas aglutinaba a un 3% del electorado y otras opciones no vieron vida hasta la fractura de ese sistema de gobierno, con casos como el de Convergencia, que llevó al expresidente Rafael Caldera a su segundo período de gobierno, y la Causa R.
Así que el 95% restante de la venidera votación irá a manos de los grandes bloques políticos, sobre todo en las grandes capitales.
Con respecto a la situación de división del chavismo, el analista asegura que el problema con las candidaturas alternativas representa a una corriente importante, por lo cual sus candidaturas son marginales. Incluso en partido como Corrientes Revolucionarias de Venezuela (CRV), el Partido Comunista de Venezuela (PCV), Patria Para Todos y Podemos; los cuales a pesar de ser los principales del chavismo, luego del PSUV, apenas si se acercan al 10% del electorado entre todos.
“A lo mejor, algún día, puede que las candidaturas disidentes lo tengan, pero para estas elecciones, por los mecanismos internos, la represión, la persecución y el miedo, impiden que cualquier candidatura aparte tenga posibilidades”, expone.
Legitimidad y contexto adverso
La legitimidad de las aspiraciones de cualquier militante de una mayoría política también es defendido por el exjefe parlamentario del chavismo, Ernesto Alvarenga, quien, sin embargo, también estima que la precariedad democrática que se vive en Venezuela lleva a los ciudadanos entiendan que por encima del interés nacional debe privar el interés de la patria. “Si el país estuviese funcionando normalmente, no habría gran novedad en la existencia de diversos candidatos disidente, como en su oportunidad lo fueron Arturo Uslar Pietri, Raúl Leoni y Jóvito Villalba, pero esta polarización ha cambiado los enfoques hacia la centralización de la decisiones”.
Para Alvarenga, la proliferación de organizaciones políticas perjudica, en última instancia, a aquellas corrientes que presenten más de un candidato contra las que aglutinen su apoyo en las que tienen una sola candidatura, lo que hace inviable que los venezolanos puedan salir de la anormalidad social y política para decantarse por las opciones que representen una tercera vía.
Fotos: Dedwison Álvarez/ Oswaldo Azuaje / Archivo
Ilustración: Dalver Santeliz