“El proceder de las tiranías es hacer que parezca razón y derecho lo que ha sido usurpación” (Maestro del aforismo Joaquín Setantí)
El hombre prudente no se fía del político que lo engaña una vez; sabe que aquel volverá muchas veces con su misma mentira a intentar atraerlo. La primera vez se cae por inocente, la segunda por tonto, la tercera por irresponsable.
Con los acontecimientos acaecidos en el país recientemente, iniciados por los promotores de la anarquía en que está sumergido el país, uno piensa y trata de comprender el por qué de ciertas actitudes de la gente en momentos de crisis y desesperación, múltiples preguntas se vienen a la mente sin hallar una respuesta clara, lo que sí se sabe con certeza es de lo que son capaces de hacer los gobernantes por apoderarse del poder y devorárselo hasta el fondo, por tapar sus grandes embarradas, sus malévolas acciones, su falta de amor y voluntad, sus innumerables mentiras, torpezas, errores y horrores.
El pueblo olvida y cae muchas veces en el error de convertirse en el tonto útil seguidor de nefastos personajes, son seres débiles que por dinero o ignorancia corren a obedecer las órdenes de sus amos. Son apoyo del desorden y la anarquía, capaces de cambiar paz, patria, futuro y libertad por una limosna. Es esta la razón por la que el propio Lenin decía que “quien brinda apoyo moral o material a una ideología totalitaria, lo único que hace es entretejer la soga con la que él mismo será ahorcado”.
No hay gobernante –hasta ahora- que haya sido original y total benefactor del pueblo al que gobierna, aunque cada uno se considera el mejor todos ellos siguen caminos transitados por los otros. Ahora mismo podemos ver cómo se mueve la copia cubana a su antojo haciendo y deshaciendo en contra de quienes erróneamente confiaron en un sistema que todo destruye.
Todo lo que ha acontecido desde hace catorce años y lo que ha sucedido últimamente, nos recuerda los sucesos de épocas cruentas en las que personajes como Iván el terrible ordenaba al pueblo hacer barbaridades. Sabían manejar las masas de la población y empujarlas a cometer las peores violencias, los más grandes abusos. Los tiranos de todas las épocas siempre han sido expertos en explotar el resentimiento de los pueblos a los que chantajean para obtener apoyo y poder absoluto. Iván el terrible creó sistemas como el Oprinchnina formado por sujetos que formaban su guardia personal, además estaban encargados de la administración del territorio ruso. Este sistema marcó la etapa más cruenta y despiadada en contra de la población. Ordenaba saquear, masacrar e incendiar todos los bienes, sobre todo del mundo opositor. El odio de este hombre no tenía límites. Como ocurre con el síndrome de Estocolmo los tontos útiles fueron los primeros en someterse, abrazar y adorar a quien los dañaba. Se inclinaban ante la mirada arrogante de superioridad del amo que no disimulaba su desprecio al tratarlos como alguien insignificante que debía asumir su inferioridad al estar en su presencia. Los tontos útiles terminan siendo no solo verdugos de los sueños de otros, también de sus propios sueños. Con su acostumbrada palabrearía y disfraces de salvador el socialismo logró entrar en la conciencia del proletariado desatando dentro del corazón adormecido las compuertas de la rabia, el odio, resentimientos y envidias acumulados por mucho tiempo.
El asalto y la violencia de la orden “Vacíen los anaqueles”, necesariamente lleva a recordar lo acaecido en Zimbabue África en 2007 que ante la orden del enloquecido Robert Mugabe causante de la hiperinflación que hundía en la miseria al país, fingiendo generosidad hacia el pueblo hambreado, ordenó la “reducción de precios” produciendo grandes pérdidas a empresas y comercios. Obró como si no hubiera mañana igual que lo que ocurre hoy en este país. Quien gobierna es causante del caos que se vive y que pronto mostrará sus consecuencias fatídicas. Mientras los chinos amplían en la actualidad sus mercados, Venezuela los asfixia y desaparece.
Con la habilitante muchos podrán decir: la suerte está echada, ya no hay nada que hacer. Quienes realmente amamos esta tierra y tenemos fe en Dios, seguiremos firmes defendiendo la libertad con el alma erguida, la frente en alto y el ánimo dispuesto, en medio de esta vorágine de brutalidad y abuso. Que nos apaleen con encono no significa que nos han vencido…