La Feria de Consumo más antigua en el país cumple 30 años

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Antonio Briceño, uno de los fundadores cuenta la historia de los inicios de la Feria de Consumo Familiar: A mediados del año 1983 en la Cooperativa El Triunfo nombramos una comisión para ir a Caracas a conocer una experiencia de venta de verduras que había llegado de Brasil.

En ese país se llamaba “el sacote” porque las personas iban seleccionando diferentes variedades de verduras y las ponían en el mismo saco y al final se pesaba una sola vez y se multiplicaba por un precio único. Cuando regresamos, vinimos entusiasmados a ponerla en práctica. Se llamaría “Feria de las Hortalizas”.

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En ese momento la Cooperativa de Producción Agrícola La Alianza de Sanare tenía graves problemas de comercialización y la Feria se abría como una ventana para salir de los intermediarios, añade Gustavo Salas, otro socio fundador. Simultáneamente como Cecosesola estábamos atravesando una crítica situación económica y buscábamos actividades que nos permitieran mantener la vinculación comunitaria que habíamos generado con el Sistema Cooperativo de Transporte.

La Feria de las Hortalizas arrancó en un patio que tenía la cooperativa El Triunfo en la carrera 4 con calle 10 de Pueblo Nuevo. Con muy pocos recursos, sin estanterías, sólo con huacales y un peso. La primera semana trajimos tres mil kilos de verduras que a nosotros nos parecía una inmensidad, continúa Briceño. Esa semana vendimos las hortalizas traídas por la cooperativa La Alianza y comenzamos a vender la pasta integral producida por el grupo “8 de Marzo”, de Palo Verde.

Aprendiendo a cocinar

Desde el principio nos planteamos la necesidad de educarnos en la preparación de las hortalizas, declara Teresa Correa. Sabíamos que muchos no conocíamos cómo preparar las espinacas, las acelgas, el brócoli… La gente le decía “Comida de Musiú”. Entonces comenzamos a producir una hojita multigrafiada, el boletín semanal Salud y Alimentación. Este boletín lo producimos durante 5 años continuos y lo distribuíamos en las otras ferias que fueron abriendo en varios sitios de la ciudad. A los pocos meses iniciamos los talleres de cocina para toda la comunidad como una manera de difundir una alimentación más saludable entre nuestras familias.

Esa labor educativa continúa hasta el día de hoy: por los altoparlantes de las Ferias, en carteleras y con los talleres de cocina permanentes que se dictan en varias ferias y en el Centro Integral Cooperativo de Salud (CICS).

Una manera diferente de administrar

Las ferias comenzaron con muy pocos recursos económicos. Cero refrigeración, nada de registradoras o aires acondicionados. Desde el comienzo se plantearon una manera diferente de administrar esta actividad: Nada de gerentes o jefe de personal. No ha existido ninguna estructura jerárquica.

Dice Briceño: Nos planteamos trabajar en equipos, rotando nuestras tareas. Basándonos en la confianza y la evaluación semanal de lo que hacemos. Al principio éramos un equipo de cerca de cincuenta voluntarios de la cooperativa. Con el tiempo, partiendo de los recursos que íbamos generando, comenzamos a asignarnos algunas ayudas económicas por los fines de semana. Años después, en la medida que el crecimiento lo demandaba, varios asociados comenzamos a trabajar a tiempo completo. Nunca hemos tenido obreros ni empleados. Todos los que estamos aquí somos asociados.

Un impulso decisivo

Esta manera de trabajo, por equipos, sin jerarquías, dio un impulso decisivo a la cooperativa en su conjunto. Dice Teresa Correa: A partir de la dinámica de feria, aumentó la participación en nuestra organización porque trascendimos la relación directivos-asociados. Ahora cientos de socios nos encontrábamos los fines de semana para compartir. Empezamos a participar en comisiones para muchas otras cosas. Organizamos un grupo de tamunangue. Comenzamos a hacer las asambleas por sectores y armamos equipos de delegados que nos vinculamos todo el año en actividades diversas. Así fue que se empezó a encarar el problema de la salud y luego creamos el Centro de Salud en 1999. Después el laboratorio y en 2002 el consultorio de odontología.

Hoy la cooperativa El Triunfo tiene 6.000 familias asociadas, 114 trabajadores asociados y cerca de 300 delegados que participan en sus múltiples actividades: ahorro y crédito, venta de línea blanca, feria de consumo familiar, laboratorio, odontología y el Centro Integral Cooperativo de Salud.

Las Ferias hoy

Esa primera experiencia que nació hace treinta años en Pueblo Nuevo, se ha expandido por toda la región mediante la integración en Cecosesola.

A partir de 1988 comenzaron a llamarse “Ferias de consumo familiar” pues no venden solo productos perecederos sino todos los productos básicos de la canasta familiar.

Hoy son cincuenta y cinco mil familias se abastecen semanalmente en la red de Ferias de Consumo Familiar que componen treinta y un organizaciones que surten a sus respectivas comunidades en los estados Lara, Yaracuy, Barinas y Trujillo.

De las quinientas toneladas semanales de verduras que se distribuyen a través del sistema de ferias, más del 60% son arrimadas no sólo por la cooperativa La Alianza, fundadora de esta red, sino por once organizaciones más de productores agrícolas en Trujillo, Barinas y Portuguesa.

Junto con la cooperativa “8 de marzo” que continúa produciendo pastas integrales hay nueve organizaciones de producción comunitaria más. Elaboran pan, pulpas de frutas, miel, aliños, vainilla, café, champú y jabones de tocador y artículos de limpieza.

 

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