Desde hace dos semanas comenzaron a llegar a los espacios de la Catedral de Barquisimeto, una mujer con dos pequeños, allí dormían y en el trascurso del día se desaparecían. Así como lo hizo ella fueron llegando más, y ahora son aproximadamente un grupo de 30 indígenas entre infantes y adultos, en su mayoría mujeres.
Estos nuevos inquilinos se apoderaron de la plaza que está en los espacios de la iglesia; el policía encargado de custodiar el lugar los sacó, pero así como salieron entraron, dieron la vuelta y se volvieron a meter y ya están instalados en el lugar.
Se evidenció que los indígenas duermen a la intemperie, tienen a los bebés tirados en el piso, con su ropita bastante sucia, algunos los bañan en plena calle y comen lo que consiguen.
De igual forma, se conoció que las mujeres se levantan bien temprano. Con niños en brazos y otros infantes más grandecitos, se comienzan a distribuir alrededor de la Catedral y adyacencias de la avenida Venezuela para pedir dinero a cada uno de las personas que por allí transitan en sus vehículos y a los peatones que atraviesan por la avenida.
Jesús Alejo, vicario parroquial indica que hasta ahora ninguno se ha puesto agresivo con los feligreses, pero que están estudiando la situación para ver de qué forma se pueden ayudar y qué se hace con ellos.
Cabe destacar que la Catedral es la principal parroquia de Barquisimeto y algunos fieles creyentes hicieron el llamado a los órganos competentes para que solventen dicha situación.
No respetan la casa de Dios
“Es lamentable cuando entran a una vivienda y la roban, allí se evidencia el deterioro moral, social, humano y la pérdida de valores que existe entre las familias, más lamentable cuando lo hacen en una iglesia, porque se pierde el respeto a Dios”, expresó el padre Alejo.
El párroco relató que aparte de la llegada de los indígenas vienen presentando una serie de problemas en materia de seguridad.
Hace quince días unos delincuentes se llevaron una bomba de agua que le pertenecía a la empresa, posteriormente el lunes amanecieron sin luz en la plaza, al principio creyeron que eran los postes que se habían quemado, pero se percataron que en la torre en donde está el campanario faltaba una célula que es la que lleva la luz a la plaza.
De la madrugada del lunes para martes, algunos portones fueron violentados, en uno de ellos abrieron un boquete y pretendían llevarse los motores del portón pero en vista que estaban soldados no pudieron.
Se espera que la seguridad en la Catedral sea reforzada, sobre todo en esta época decembrina, tiempo en el cual la casa de Dios comienza a recibir más visitas.