Al anunciar que optará por la reelección para el periodo 2014-2018, el presidente colombiano Juan Manuel Santos ligó su suerte a los avances del proceso de paz con la guerrilla FARC, en lo que los analistas consideran una apuesta arriesgada pero inevitable.
«Mi deber como mandatario, mi obligación como colombiano, es no permitir que se pierda todo lo que hemos logrado en los esfuerzos de paz», dijo este dirigente de centro-derecha al anunciarle al país la noche del miércoles su decisión de postularse para un segundo periodo de gobierno.
Santos, de 62 años y en la presidencia desde 2010, ha centrado su acción de gobierno en el proceso de paz con la guerrilla comunista FARC, que arrancó de lleno hace un año en La Habana.
«Santos ligó su aspiración electoral a la paz. Ese es el corazón de su discurso. Es arriesgado porque la de la paz es un agenda que no depende solo de él. Pero creo que está muy convencido de que va a sacar el proceso de paz adelante», dijo a la AFP el politólogo León Valencia, experto en el conflicto armado colombiano y miembro del centro de estudios Paz y Reconciliación.
«Pero esa era la apuesta que tenía que hacer, porque tampoco tiene muchos otros temas que presentarle al electorado», añadió.
De hecho, los analistas coinciden en que su intención de firmar un acuerdo que ponga fin al conflicto armado de Colombia, que se prolonga desde hace casi 50 años, es la marca de su gobierno.
«Es la bandera de su gobierno. En los demás campos, sobre todo en la economía, hay mucha continuidad» con la gestión de su antecesor Álvaro Uribe (2002-2010), opinó la analista Laura Gil.
El proceso de paz hizo que Uribe, de quien Santos fue ministro de Defensa entre 2006 y 2009, se convirtiese en su más férreo opositor, acusándolo de traición luego de haber impulsado su candidatura.
«La elección se va a volver un referéndum por la guerra o por la paz. En el fondo, es el escenario más honesto para plantear la reelección», comentó Gil a la AFP.
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