Contra el olvido

No podemos dar lugar en el espacio de la memoria para que entre el olvido, sobre graves crímenes ocurridos en este régimen, de los cuales todavía el país esta esperando explicación del gobierno.
Contra los estragos del tiempo y del olvido el recuerdo de estos casos aun envueltos en sombras, reclaman el esclarecimiento oficial de estos asesinatos. Venezuela en su historia registra varios homicidios perpetrados desde el poder.
En tiempos de José Tadeo Monagas, la muerte del diputado zuliano José Salas en el asalto al Congreso el 24 de enero de 1848. El asesinato de Matías Salazar en tiempos de Antonio Guzmán Blanco. El crimen de Antonio Paredes en el gobierno de Cipriano Castro. El homicidio de Luis Mata Illas a manos de la tiranía de Juan Vicente Gómez. Los asesinatos de Leonardo Ruiz Pineda, Antonio Pinto Salinas y del Teniente Wilfredo Omaña durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y el de Livia Gouverner en el gobierno de Rómulo Betancourt, para solo citar algunos casos memorables.
Pero en la actualidad el régimen militar de Hugo Chávez no ha esclarecido aun los asesinatos de Danilo Anderson, del Sargento Antonio José Canchica, del Ex gobernador de Apure Capitán Guilarte y del general Wilmer Antonio Moreno, muerto misteriosamente en Barcelona en los mismos días.
Estamos aun por conocer el resultado de las investigaciones sobre la muerte de la diplomática venezolana en Kenia, Olga Fonseca y si el primer secretario de la Embajada Dwight Sagaray, fue absuelto, pese a que el gobierno venezolano lo inculpó sin pruebas por adelantado y le quitó la inmunidad diplomática, dejándolo a la intemperie frente a los tribunales de ese país africano.
Abanderados contra el olvido exigimos la verdad. Un gobierno permanentemente envuelto en predicas de agresión, indigestado con bebedizos de odio, con el insulto a flor de labios, tendría que ser llamado a declarar sobre estos crímenes en los tribunales nacionales o mas tarde ante el Tribunal Penal Internacional con sede en  Roma. De igual forma lo sería acerca de la verdad sobre el maletín de Antonini Wilson o sobre el paradero  del narcotraficante Walid Makled, que en una negociación enrarecida le entregó a Venezuela el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos.
En conjunto estos crímenes podrían representar para el régimen de Maduro un presagio de lo que le espera al final de su gobierno, de la misma forma que ocurrió con Manuel Antonio Noriega en Panamá y el asesinato en 1985 del medico Hugo Spadafora o lo que pesa aun sobre la dictadura de los Castro y la desaparición de Camilo Cienfuegos.
Recientemente en Bogotá se reunió un Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado. El crimen de Estado en este siglo XXI es cada vez mas estudiado por la Criminología y el Derecho Penal. La opinión pública no puede permanecer con una indiferencia moral ante esta realidad. El terrorismo de Estado no puede ser solamente encausado con los casos de genocidio. El discurso político incitador de crímenes de Estado es punible.
Al tratar este tema no podemos menos que recordar lo que dijera Kundera Milan La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido y lo que afirmara Bertolt Brecht Contra la injusticia y la impunidad, ni perdón, ni olvido.