«El hombre razonable se adapta al mundo, el poco razonable adapta el mundo a sí mismo, por eso todo el progreso depende del hombre poco razonable.»
George Bernard Shaw
La escalera representa la idea, de que el desarrollo de las habilidades es una progresión ascendente. Ella es otra manera de presentar, las diferencias en los niveles de las habilidades entre los emprendedores.
Aquí nos encontramos, con una nueva definición de un emprendedor: Son personas que crean valor o riqueza, mediante la identificación y la captura de las oportunidades del mercado. Ellos son los motores del desarrollo económico de una comunidad.
Cada ves que leemos una historia, de acciones realizadas por un emprendedor, se nos plantea una simple pregunta. ¿Cuál es la diferencia acerca de estas personas? La oportunidad en cada ejemplo, estaba visible para todas las personas, entonces porque sólo algunos hacen algo al respecto. Para algunos, la diferencia radica en que estas personas, vieron e hicieron. Ellos previeron una posibilidad que todavía no existía en realidad y tomaron acciones a través de esa posibilidad, para que fuera real.
Pero para tener éxito en estos comportamientos, se requiere de ciertas habilidades. Así los que poseen esta manera de ver a los emprendedores, sostienen tres creencias fundamentales acerca de ellos:
1) Los emprendedores tendrán éxito en la medida que tengan las habilidades necesarias.
2) Los emprendedores llegan a la iniciativa empresarial con diferentes niveles de habilidad
3) Las habilidades de los emprendedores pueden ser desarrolladas.
Del trabajo de muchos años con los propietarios de diferentes clases de negocios, representando diferentes industrias, mercados, productos y servicios, tamaño en términos de ventas y niveles de sofisticacion tecnológica, observamos que el éxito de estos negocios , con poca frecuencia tienen que ver con sus habilidades técnicas solamente ( muchas de las empresas menos exitosas, estaban siendo llevadas adelante, por emprendedores que tenían las mejores habilidades técnicas), ni la elección de su industria o mercado, aunque esas cosas no tienen importancia. Igualmente se han encontrado emprendedores exitosos en segmentos de mercado, que la prensa económica o la sabiduría convencional de negocio, decían que los mismos no soportarían un negocio rentable. Por otro lado se han encontrado emprendedores que han fracasado en sectores, que fueron considerados, apuestas infalibles.
No importa que industria, la característica distintiva de su éxito, fue la habilidad emprendedora de los propietarios: es decir, la capacidad para identificar y capturar una oportunidad de mercado.
Ahora bien, debemos saber que entendemos por habilidades.
Algunos definen las habilidades, como la capacidad de realizar una determinada acción o tarea, sobre una base consistente, a un alto nivel de desempeño, sin una gran cantidad de pensamiento consciente o atención, para lograr un resultado deseado. Una habilidad es algo, que permitiría producir una conducta particular o incluso una serie de comportamientos. Pero una habilidad no se puede reducir simplemente a un comportamiento; a un específico comportamiento de emprendedor en un contexto que no necesariamente sea así en otro tiempo y espacio. Las habilidades tampoco son competencias.
En la literatura de negocios, el concepto de competencias, por lo general denota una amplia categoría de conocimientos. Con este alto nivel de abstracción, las competencias no hacen y no pueden indicar específicamente qué hacer, cómo hacer y sobre cuáles circunstancias. Por el contrario, cuando se refieren a las habilidades, se habla de algo que es procesable y reproducible o repetible. Entonces parece obvio que los emprendedores tienen diferentes grados de habilidades.
Definitivamente según esta manera de pensar, las habilidades emprendedoras pueden desarrollarse.
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