Daniel Boorstin fue ganador de un premio Pulitzer en historia e historiador social con una muy reconocida obra. Fue bibliotecario de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y murió en Washington en 2004 a la edad de 89 años. A partir de su análisis sobre el impacto de la dimensión mediática en la vida cotidiana y política de Estados Unidos definió por primera vez lo que sería el mundo del reality show y sus consecuencias sobre la agenda de discusión pública. A Boorstin se le reconoce ampliamente por introducir la noción del seudoevento para describir acontecimientos que se organizan para conseguir cobertura en las noticias y moldear así la opinión pública. Como hemos sostenido en otros artículos, la lucha política contemporánea es, en realidad, la lucha por copar y modelar la agenda pública. La Venezuela chavista es un claro ejemplo de ello.
El seudoevento es una noticia inventada o un acto organizado para provocar la cobertura de la prensa. En las sociedades democráticas consolidadas fundamentalmente se entiende que los seudoeventos son las propias conferencias de prensa, una ceremonia o acto oficial… En el trópico la cosa es mucho más ingeniosa y diversa: se puede poner varias veces la primera piedra de una obra que años después sigue sin construir, se puede dar una cadena nacional de radio y televisión para anunciar que en el futuro inmediato se anunciarán medidas económicas, se puede ordenar desde el poder la paulatina toma del sector comercial privado para rebajar los precios de los aparatos de televisión de última generación mientras siguen escaseando la leche y la harina de maíz, y acá el etcétera es tan largo como usted pueda imaginarlo.
Pienso que la revolución bolivariana no está tan preocupada en dar respuestas a las necesidades básicas y reales de los venezolanos, sino que en realidad es una potente maquinaria para construir seudoeventos, copar la agenda mediática y por tanto llenar de contenidos la discusión pública, todo ello con el único propósito de perpetuarse en el poder. Vivimos pues inmersos en un prolongado reality show sólo que el resultado está siendo una paulatina pero indetenible destrucción del país.
Las explicaciones sobre qué es un seudoevento nos dicen que se trata de obtener publicidad para la persona o causa que organiza el «suceso», por lo cual todo se planea para su conveniencia.
Como hemos sostenido, el término es de Boorstin quien escribió en 1962 su libro La Imagen, Una Guía a los seudosucesos en América. Hace 50 años este autor alertaba que debido a la expansión e impacto mediático en la sociedad de masas, los «sucesos» fabricados iban tomando el lugar de los acontecimientos reales y que son diseñados para manipular y promover imagen más que para informar. Resulta llamativo que estas referencias a Boorstin, que extraigo del diccionario electoral, editado en línea por el Instituto Nacional de Estudios Políticos (INEP) de México, sean acompañadas de la siguiente cita de Maquiavelo: «un príncipe sabio debe, cuando tenga ocasión, procurarse con astucia alguna enemistad, a fin de que, una vez vencida, resulte mayor su grandeza».
De acuerdo con Boorstin, durante las elecciones el tema de los seudoeventos cobra mayor relevancia ya que en una campaña se busca, en la actualidad, no solamente los votos a través del contacto directo cara a cara, sino que se persigue la cobertura de la prensa, en aras también de restarle presencia e impacto mediático al adversario. Los medios de comunicación masivos hacen que los actos de la campaña tengan efectos en los electores que no los presenciaron, pero que se enteran de ellos por la cobertura periodística. De esa forma muchos actos políticos, en verdad, tienen como destinatarios reales a los medios de comunicación.
La lógica de gobierno en Venezuela nos copa de seudoeventos como puede percatarse cualquiera sin necesidad de un análisis profundo. ¿Hasta cuándo tendrá éxito electoralmente esta dinámica? En mi opinión el 8 de diciembre será un buen termómetro.
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