Sin tregua – 8D: Lealtad y amor… ¿a quién?

En Cuentos Grotescos, libro publicado hace casi un siglo, su autor, José Rafael Pocaterra, incluyó un relato denominado Los come-muertos. He llegado a pensar que este perturbador calificativo, es decir, “come-muertos”, puede entenderse de diversas maneras, una de las cuales resulta aplicable a quienes tengan el feo hábito de vivir hincando el diente en la memoria de aquellos que ya se han sumergido en el inevitable sueño de la muerte. Y precisamente, cada vez que el ilegítimo Nicolás Maduro ejecuta el necrófilo ritual de desenterrar públicamente el cadáver de Chávez, para envolverse en su mortaja, montársele en hombros, y cabalgar tras los rastros del “socialismo del siglo XXI”, emerge, con toda su crueldad, esta manera de entender tal palabreja. Un hábito que da pena, molestar a un difunto hasta en la cena, y otro hábito que también da pena, el ganar indulgencias con osamenta ajena.
Un ejemplo del mentado hábito ocurrió días atrás, cuando Maduro convirtió al 8D en el día “del amor y la lealtad” al difunto presidente, confirmando la vieja sospecha de que la locura venía reclamando su bien merecido espacio, en el catálogo de la yerbatería oficialista. Si las cosas siguen así, un día de estos proclaman que a partir del día tal, Chávez será considerado Santo, antes que José Gregorio Hernández, o que desde el día cual, se producirá la segunda venida del susodicho, antes que la de Jesucristo. Claro que, debido al amor de Nicolás por “el comandante-eterno”, han podido hacer coincidir el proclamado día de la lealtad, con el día de los enamorados. Pero también han podido inventar un almanaque revolucionario de ánimas, y dedicarle uno de sus días al ánima de tan amado personaje. ¡Qué mejor homenaje para alguien que se sentía atraído por las ánimas y los espantos de la sabana, que estar entre el Ánima de Guardajumo y el Ánima Sola.
La verdad es que el fundamento del amoroso decreto de El Ilegítimo es pura cháchara electorera, engendrada por la angustia de un gobierno desastroso cuya aceptación popular araña ya las capas inferiores del suelo. Una superchería basada en la creencia de que la sola invocación del ánima de Chávez permitirá que los candidatos oficialistas ganen la mayoría de las alcaldías y las concejalías. Esos candidatos, dócil manada de individuos grises y adocenados, que cantan patria, patria, patria, y luego se arrodillan e inclinan el cogote ante el invasor cubano; esos, que aman con lealtad al socialismo, pero fornican a pierna suelta con los feroces demonios del capitalismo. Un diálogo entre ellos pudiera ser:¡Fíjese, camarada, a mi me gusta mucho el socialismo, porque soy socio en varias empresas de maletín!  ¡A mí, en cambio, de los símbolos del comunismo, el que más me gusta es el martillo! La pregunta es, votará el pueblo por ellos? Las respuestas son: Ni que Mario Silva saque otro audio. Ni que la rana eche pelos y el burro cante serenatas.
Por cierto, el 8D, es muy importante para los católicos del mundo. Ese día, pero en 1854, el Papa PIO IX, decretó la bula “ineffabilis deus”, en la que se proclamó que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, desde el primer instante de su concepción. El 8D es el día la Inmaculada Concepción. Entonces, hagámosle saber ese día al ilegítimo, que no es  tiempo de supercherías, ni de espantos sabaneros, y que la única lealtad que debemos afirmar ese día, es un inquebrantable y profundísimo amor por la Santísima Virgen María. Ojalá pudiéramos llevar puestos ese día, los colores alusivos a la Santísima Virgen, para que el pueblo venezolano, bendecido desde el cielo por nuestra Madre Celestial, pueda entonar un cántico de paz, fraternidad, democracia y libertad que tanta falta nos hace. Dios te salve María…