Dos colas inmensas se conseguían en las afueras del Mercado Municipal Terepaima: empezaban en la avenida Venezuela y terminaban en la parte trasera del mercado. Del lado derecho estaban las personas de la tercera edad, los discapacitados y mujeres con niños pequeños. La del lado izquierdo era para todo tipo de personas.
En el lugar se estaba realizando un operativo de venta supervisada de carne, pollo y cerdo. Los beneficiados no pagarían más de 100 bolívares por un total de cinco kilos, distribuido en un combo.
Quienes llegaron de primero en la fila durmieron en las afueras del mercado; otros llegaron entre 3 y 4 de la mañana. Los que fueron a las 6 de la mañana quedaron en el número mil y a las 10 de la mañana estaban cerca de la puerta. Las personas fueron marcadas por miembros de los Consejos Comunales de la zona.
La cola comenzó a caminar rápido. De repente se detuvo porque se acabó la carne, al cabo de un rato llegó otro camión y abasteció para que continuaran las compras.
La puerta se encontraba custodiada por efectivos de la Guardia Nacional y Policía Militar, a uno de ellos se les pidió de forma amable el acceso al lugar para constatar cómo iba el operativo y buscar la información oficial del mismo, pero el efectivo contestó que el encargado del Mercado estaba muy ocupado y aunque se insistió el castrense hizo caso omiso.
Muchos de los que estaban en cola indicaban que ese tipo de operativos son muy buenos, pero necesitaban un poco más de organización, hubo otros que a pesar de que salían con sus bolsas venían muy descontentos alegando que lo vendido era puro cuero y hueso. En medio de la mañana en la puerta hubo una algarabía, los usuarios reclamaban que la fila preferencial estaba desordenada y muchas personas se estaban coleando allí, por lo cual debió salir un grupo de uniformados para calmar los ánimos y poner orden.