El pianista, también médico cardiólogo, celebró el 50º aniversario de la Clínica Razetti, con sus viejos amigos. Las notas de su piano engalanaron la gran velada.
Con una exquisita gala musical la noche del pasado miércoles la familia de Clínica Razetti celebró en el Teatro Juares de Barquisimeto el 50 aniversario de la institución médica, junto al talentoso pianista, también médico cardiólogo, Leopoldo Betancourt, quien entre anécdotas, historia musical y tonadas de piano cautivó a los presentes con arreglos de su autoría que recrearon excepcionalmente la música urbana o música popular como él mismo la quiso llamar.
El inolvidable repertorio inició con el encanto musical de Juan Ramón Barrios y su tema Noches larenses. Arreglo que resume ese romanticismo que hace un paseo por las calles de Lara o que espera la brisa en una casa larense a espera de admirar su hermoso cielo.
“Lo que yo hago con la música es una combinación de la música de la ciudad, la música con la que hemos crecido. Por eso que inicie este repertorio con una pieza que todos los venezolanos llevamos en el corazón y que nos hace recordar el hermoso cielo de este estado y sus inolvidables noches”.
Al presentar este tema, el artista recordó las noches de guardia que compartió junto al médico Bartolomé Finizola, “gran amigo”. Momentos en los que asegura adquirió madurez y formó la persona que hoy día es.
De Laudelino Mejías presentó el tema Conticino, vals que la Orquesta Pequeña Mavare ha interpretado infinidad de ocasiones. El arreglo de Betancourt incluye ritmos propios del vals caraqueño.
Al terminar la pieza habló de las serenatas de todo el mundo, de lo valiosa que son estas composiciones para el ámbito musical. De allí que presentará la pieza bautizada con este nombre de Manuel Pérez Díaz. Arreglo sublime que a cada segundo cobró más fuerza y brío para sorprender a los presentes.
Las tonadas del piano continuaron susurrando al oido de los presentes con la pieza Como llora una estrella del autor larense Antonio Carrillo.
Para recordar los años de gloria de Cuba presentó su versión de Nosotros de Pedro Junco. Letra que se hiciera famosa en las voces de otros artistas y que cuenta su historia amorosa. Fue dedicada a todos los presentes porque “así somos todos, somos nosotros”.
Por la vida, llena de satisfacciones y enseñanzas interpretó la pieza Contigo Aprendí de Armando Manzanero, con arreglos propios. “Está pieza es para todos los venezolanos, que con cada experiencia buscamos una forma digna para vivir”.
De esos tangos que se hicieron famosos en otras versiones presentó Sombras de los Hermanos Espósito, “pieza que forma parte del repertorio mental del mundo entero. Tema de una intensidad tal que nos hace gritar lo que sentimos”.
Luego de este presentó tango puro a los presentes con el tema Volver de Carlos Gardel. El piano como instrumento cobró más y más fuerza con cada verso lleno de sentimiento y vigor. Acotó que este tema es parte de la cultura latinoamericana.
Para finalizar preguntó a las asistentes si alguna vez no las disfrazaron de Carmen María, popular actriz que llegó a Hollywood con un particular atuendo que inspiró el famoso tema Tico Tico, de Z. de Abreu.
Betancourt se sintió orgulloso de compartir esta noche con sus dos grandes amigos: Julio Portillo y Bartolomé Finizola, a quienes dedicó dos piezas que según él concuerdan con los estilos y preferencia de cada uno de los médicos.
Los aplausos lo hicieron retornar al escenario para presentar El Choclo, en honor a Portillo y Endrina para Finizola, con quienes también compartió esta hermosa noche.
Brumas de otra época
El también médico Julio Portillo presentó esta noche su libro Barquisimeto, brumas de otra época, en el cual resume años de historia barquisimetana, misma ciudad en la cual también se ha escrito la historia de la clínica.
El libro fue bautizado, en un acto simbólico, junto al doctor Francisco Finizola. Es de mencionar que el dinero recaudado con la venta del mismo será destinado a la Fundación Razetti para financiar actividades de interés social y académicas de la misma.