Sus condenas de la corrupción y la operación transparencia que ha impulsado el papa Francisco en el banco del Vaticano están poniendo nerviosa a la mafia italiana, según un fiscal especializado en el crimen organizado, aunque el Vaticano minimiza y asegura que todo está tranquilo.
La advertencia del fiscal Nicola Gratteri, procurador adjunto de Reggio Calabria (sur), con una experiencia de más de 20 años en la lucha contra la poderosa mafia calabresa, fue lanzada a través de una entrevista al diario italiano Il Fatto Quotidiano.
«Este Papa va por el buen camino. Ha lanzado inmediatamente señales importantes: lleva el crucifijo de hierro, clama contra el lujo. Es coherente, creíble. Está decidido a hacer limpieza total», aseguró Gratteri, quien teme que con ese comportamiento el primer pontífice latinoamericano se enfrente a un enemigo sin escrúpulos como la mafia, sobre todo aquella financiera.
«Aquellos que se alimentaban hasta ahora del poder y la riqueza que deriva directamente de la Iglesia están nerviosos, agitados. El Papa está desmontando centros de poder económico en el Vaticano. Si los jefes mafiosos pudieran hacerle la zancadilla no lo dudarían», advirtió el magistrado.
La posibilidad de que la poderosa organización criminal, con importantes conexiones en América Latina para el tráfico de la cocaína en Europa, pueda atentar contra la vida del jefe de la Iglesia católica, no genera preocupación en el Vaticano.
«Estamos extremadamente tranquilos», declaró el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.
«No tenemos razones para estar preocupados, no hay que alimentar el alarmismo», agregó.
Gratteri, autor del libro «Acqua Santissima», sobre las relaciones entre mafia y Vaticano, admite que «no sabe si la criminalidad organizada está en condiciones de preparar algo», como un atentado, pero lo que sí sabe es «que lo está pensando».
Según el razonamiento de Gratteri, la mafia moderna, la de «cuello blanco y corbata», cuenta con el poder económico de la Santa Sede para lavar dinero sucio proveniente sobre todo del tráfico de droga, armas y seres humanos a través de su complejo sistema financiero.
Francisco rompe el equilibrio
Las denuncias y anatemas de Francisco contra la mafia pronunciadas en ocho meses de pontificado y sobre todo su voluntad de reformar el banco del Vaticano, el célebre Instituto para las Obras de Religión (IOR), investigado por la justicia italiana por blanqueo de dinero y transferencias sospechosas a través de sus 19.000 cuentas corrientes, muchas anónimas, han quebrado un equilibrio.
«Hay monjas que tienen 150.000 euros en sus cuentas y que envían hasta un millón de euros a parientes», denunció el vaticanista Marco Politi.
«Para muchos gusanos que rodean a Francisco, el Papa se está convirtiendo en un figura incómoda», aseguró el experto en temas religiosos.
El Papa, que defiende una Iglesia pobre para los pobres y que recordó que San Pedro no tenía cuenta bancaria, creó en julio una comisión para revisar las controvertidas actividades económicas y administrativas de la Santa Sede.
La dura denuncia la semana pasada de Francisco contra «la cultura del soborno» y la corrupción que impera tanto a nivel público como privado, irrita a grandes y pequeños delincuentes.
«Francisco combate la corrupción y sin corrupción se acaba la mafia», sostiene Antonio Nicaso, coautor con Gratteri del libro sobre crimen organizado y Vaticano.
El Papa que quiere favorecer la transparencia en la venta de bienes y mejorar la controvertida gestión del inmenso patrimonio mobiliario e inmobiliario de la Iglesia en Roma, blanco de numerosas denuncias, pone en juego importantes intereses, según el experto fiscal.
La detención en junio del religioso Nunzio Scarano por intentar introducir millones de euros ilegalmente a la península, sin que el Vaticano reaccionara, resultó un claro mensaje de que las autoridades eclesiásticas no se opondrán a tales decisiones judiciales.
El reciente secuestro de un exconvento convertido en hotel de lujo en el corazón de Roma por haber sido vendido a un precio por debajo de su valor a sospechosos empresarios de Calabria, alimenta el clima de enfrentamiento interno.
Frente a ello, Francisco ha decidido mantener su estilo espontáneo, caminar entre la multitud, besar niños, pese a los riesgos que ello implica.
«Prefiero los riesgos que estar aislado de los fieles», confesó tras su viaje en julio a Brasil, como si un eventual ataque a su persona fuera obra sólo de Dios.