Chile acude el domingo a elecciones generales en las que la ex presidenta Michelle Bachelet es favorita absoluta con un plan de reformas al exitoso modelo económico y a la Constitución legada por Augusto Pinochet.
Bachelet, una socialista de 62 años que en 2006 se convirtió en la primera mujer en llegar a la Presidencia de Chile, lidera todos los sondeos, con 47% y podría ganar en primera vuelta. De sus 8 rivales, la mejor colocada es la exministra derechista Evelyn Matthei con 14%.
Médico pediatra y madre separada con tres hijos, postula por la «Nueva Mayoría», una alianza de socialistas, democratacristianos y comunistas.
La carismática Bachelet promete un «nuevo ciclo» para «un distinto» con varias reformas; entre ellas una tributaria, otra a la educación y una nueva Constitución que acabe con la legada por la dictadura pinochetista (1973-1990)
«Chile ha cambiado y es hoy un país más activo y con mayor conciencia de sus derechos», dijo Bachelet en marzo, cuando anunció su decisión de volver a postularse.
Bachelet ha dicho que quiere corregir las inequidades en un país que presenta envidiables tasas de crecimiento y estabilidad económica pero que tiene el mayor índice de desigualdad social, según informes de la OCDE.
Bachelet promete un aumento progresivo de los impuestos a las empresas, para recaudar unos 8.000 millones de dólares e inyectarlos a la educación; uno de los focos de descontento sociale en Chile.
Bachelet ha prometido gratuidad a nivel universitario en seis años y acabar progresivamente con un sistema de copago en establecimientos escolares que reciben subvención del Estado.
Con estas propuestas, Bachelet busca hacerse eco de las exigencias del poderoso movimiento estudiantil chileno, que en 2011 protagonizó multitudinarias marchas en reclamo de una educación pública, gratuita y de calidad.
Para hacer los cambios, necesita una amplia mayoría en el Congreso, que se renueva también este domingo.
Los sondeos anticipan que Bachelet obtendría mayoría en el Congreso, pero no con la holgura para hacer las reformas más profundas, como una nueva Constitución.