El Sistema Nacional de Control de Alimentos (SNCA) debe modernizarse permanentemente, porque es un componente activo y de existencia constante y evolutiva de cada país, y, en atención a la eficiencia de su funcionalidad, debe operar como expresión de esfuerzos compartidos entre gobierno, productores y consumidores.
Esta conclusión se obtuvo en el marco del foro Perspectivas en inocuidad y evaluación de riesgos en el cual participaron técnicos y especialistas de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Panamericana de la Salud (OPS), del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), del Instituto Internacional de Ciencias de la Vida (ILSI) y de la Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas en Alimentos (ICMSF).
Por el gremio de alimentos intervino su presidente ejecutivo, Juvenal Arveláez, quien destacó el objetivo del seminario, pero, además, la manera como la agroindustria venezolana aborda los retos que le corresponde asumir en cuanto a lo que se trata de garantizar la inocuidad y calidad de los alimentos, así como la constante búsqueda en la innovación y producción de alimentos saludables que contribuyan con una dieta balanceada, para mejorar el bienestar del consumidor venezolano.
«Lo que se expuso durante el encuentro fue que cada componente del circuito productivo tiene un desempeño asignado por su propia participación. Y que, en atención a dicha responsabilidad, no puede estar ausente de lo que representa el cumplimiento de las normas, la adaptación de dichas actividades a los nuevos patrones de consumo que arrojan las investigaciones, y los efectos que tiene en los consumidores la ingesta de alimentos procesados», precisan los productores de alimentos en una nota de prensa.
Afirman que se debe prestar suma atención a la responsabilidad que significa producir un determinado tipo de alimento, ya que pasa por identificar a cada agente del circuito y que cada quien esté perfectamente consciente de lo que abarca su participación, incluyendo las condiciones ambientales en las que produce y procesa.
«El Sistema Nacional de Control de Alimentos constituye el objetivo y reto de todos los componentes del circuito productivo. Y sólo su funcionamiento eficiente es capaz de garantizar la protección de la salud y seguridad de los consumidores. Los países deben garantizar la inocuidad y calidad de los alimentos que se exportan, pero también deben garantizar que los alimentos que se importan se atengan a los requisitos nacionales. Asimismo, están obligados a adoptar y hacer observar estrategias de control de los alimentos basados en el riesgo», puntualizan.
Durante el Seminario celebrado en Cavidea, se planteó que en los países debe existir una clara legislación y reglamentación alimentaria; una gestión de control de alimentos; servicios de inspección; servicio de laboratorios que operen como instrumentos enriquecedores de datas epidemiológicas de los alimentos, además de información, educación, comunicación y capacitación en atención a los mismos objetivos generales.
Los conferencistas concluyeron que la mejor forma de demostrar un control armónico es asegurando que las leyes son fundamentadas en la ciencia.