Por un lado, los venezolanos han visto a dirigentes de oposición señalando abiertamente que las elecciones municipales del 8 de diciembre serán una prueba definitiva para el Gobierno nacional, y por el otro, el presidente Nicolás Maduro ha calificado la fecha como una jornada para demostrar la lealtad al fallecido expresidente Hugo Chávez, para lo cual incluso ha recurrido a decretar ese día como tal. Sin embargo ¿Pueden estos comicios tener la suficiente importancia para determinar la configuración del país, por lo menos en los próximos cuatro años?
La votación a efectuarse en apenas veintiocho días será para definir quiénes estarán al frente de los Gobiernos municipales y quiénes conformarán los 335 concejos municipales de todo el país, es decir, las autoridades más inmediatas con las cuales cuentan los ciudadanos para resolver los problemas específicos de su localidad.
Aunque reconoce que el proceso electoral en cada localidad tiene sus particularidades (confrontación de liderazgos, problemas inmediatos), el politólogo Piero Trepiccione expone que a lo largo de la historia las elecciones municipales se han convertido en una especie de mecanismo de evaluación de la gestión del Presidente de la República, ya que en este tipo de comicios se busca el castigo o el premio, según sea la valoración del trabajo desplegado por un gobierno nacional.
La realización de una elección atípica como la del pasado 14 de abril, como producto del fallecimiento de Hugo Chávez, además de las sombras de duda producidas por el resultado cerrado de la votación y el procedimiento de impugnación abierto por Henrique Capriles como candidato de la Mesa de la Unidad Democrática, que fuera impugnado por el Tribunal Supremo de Justicia, dio paso a la profundización de la polarización política que desde hace catorce años afecta la vida del país y se ha agravado durante 2013.
“Son factores que dan preeminencia sobre lo que ocurrirá en las elecciones municipales. Es decir, que en el criterio de la gente privan más temas nacionales que los temas locales, sólo que eso no quiere decir que la gente no evalúa los roles de los liderazgos locales y sus propuestas específicas, pero a groso modo todo parece indicar la prominencia de los temas nacionales”, explica.
La posibilidad de conquistar la mayoría de las alcaldías del país con una amplia votación, es uno de los factores que lleva a Pablo Pérez, exgobernador del Zulia, a contemplar la validez de la venidera elección como un plebiscito para el gobierno nacional, por cuanto la alta participación puede tomarse como una respuesta negativa a la decisión del Consejo Nacional Electoral de auditar los votos del 14A en la forma solicitada por la oposición, además de la ineficiencia que habría demostrado la gestión de Nicolás Maduro al no atender los problemas vitales de los venezolanos.
“No pueden ser plebiscito”
La destacada influencia de la política nacional en las elecciones locales, no es compartida por integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática como Felipe Mujica, secretario nacional del Movimiento al Socialismo (MAS), quien ha manifestado contra la valoración de las elecciones municipales más allá de los cambios que puedan representar en la configuración del Poder Público Municipal para los próximos cuatro años.
El dirigente considera como un “gravísimo error” el usar los comicios locales para determinar si en la pasada elección el liderazgo de la nación estuvo del lado de Nicolás Maduro o Henrique Capriles, por cuanto las elecciones constituyen una oportunidad para buscar soluciones a los distintos problemas como la inseguridad, los cuales se han profundizado en un marco de polarización que no ha servido a los venezolanos.
Aunque manifiesta su apoyo a varios de los candidatos oficiales de la Mesa Unitaria, el partido naranja también ha llevado a candidatos propios en algunos municipios, ya que más allá de los acuerdos en materia política priva la necesidad de llevar a las alcaldías y los concejos municipales a ciudadanos que estén en las mejores condiciones para gobernar.
Prueba de adhesión verdadera
La declaración oficial del voto como una prueba de lealtad al fallecido Hugo Chávez, proclamada vía decreto por el presidente Maduro, es la decisión que ratifica cómo desde el oficialismo se lleva el significado de las elecciones municipales más allá de la consideración de las mejores propuestas para la solución de los problemas de cada localidad por parte de sus habitantes.
Ello viendo la lealtad desde el punto de vista de especialistas como el politólogo Nicmer Evans, quien en su blog “ideas para reflexionar” expone que la lealtad en el ámbito de la política se equipara a la “militancia y compromiso con un conjunto de ideas, principios y acciones que deben responder a esos principios”.
Y si esa lealtad, en el ámbito revolucionario se lleva a otro principio esgrimido por Evans como “garantizar que el proyecto desarrollado por Chávez se preserve para el bien del pueblo venezolano” y que se comprenda que el enemigo político de la revolución son “el imperialismo y el capitalismo”, se entiende que la decisión de los electores vaya más allá de la mera selección de los mejores representantes en el Gobierno municipal.
Importancia del factor político
Trepiccione entiende que con las consideraciones sobre los comicios municipales se desvirtúa su verdadero rol y la valoración que sobre ellos hace la ciudadanía, a pesar de la importancia que estas divisiones políticas del territorio nacional desde tiempos de la Colonia como escenarios claves de importantes gestas patrióticas. Sin embargo, el comportamiento electoral en estas localidades ha sido visiblemente menor con respecto a elecciones de carácter nacional en especial las presidenciales.
Tanto para el chavismo como para la oposición también está en juego la incidencia política que pueda tener el resultado del total de votos, aunque ello no tenga relevancia jurídica en los resultados del 14 de abril.
Por un lado se podría demostrar que la mayoría del país está del lado de la alternativa democrática, más allá del número de alcaldías y concejos municipales que se ganen. Ahora, una mayoría de votos para el oficialismo determinaría la validez de los resultados de la pasada elección presidencial y daría cuenta que el CNE y el TSJ tuvieron la razón en su tratamiento a ese proceso comicial.
“Esta es una continuidad del proceso comicial del 14 de abril, con sus propias características y peculiaridades, pero con el trasfondo político de valorar la elección presidencial más allá de las instancias jurídicas que se pronunciaron sobre este proceso”, aseveró Trepiccione.
También estos comicios marcarán la pauta de lo que pueda suceder en términos políticos en el país en los próximos tres o cuatro años, sobre todo en cuanto a la posibilidad de impulsar procesos como referendos revocatorios, ya sea contra el Presidente de la República o algunos diputados a la Asamblea Nacional, e incluso la convocatoria de una asamblea constituyente.