El supertifón Haiyan dejó al menos 10.000 muertos y 2.000 desaparecidos en su paso por Filipinas, lo que lo convierte en el desastre natural más mortífero registrado en este país, según estimaciones de las autoridades el domingo.
En Vietnam, donde se espera que la tormenta llegue el lunes por la mañana, más de 600.000 personas fueron evacuadas aunque el tifón perdió fuerza en su paso por el mar de China del Sur.
Dos islas del centro del archipiélago filipino, que se encontraban en plena trayectoria de Haiyan cuando sacudió la zona el viernes de madrugada, han sido especialmente afectadas.
“Nos reunimos con el gobernador [de la provincia de Leyte] la pasada noche y basándonos en las estimaciones del gobierno, hay 10.000 víctimas [fallecidos]“, declaró a la prensa Elmer Soria, un alto responsable policial de Tacloban, la capital de la provincia de Leyte, en la isla del mismo nombre.
En Samar, punto de entrada del tifón en el país el viernes, se confirmó la muerte de al menos 300 personas en la pequeña ciudad de Basey, y 2.000 están desaparecidas en toda la isla, indicó Leo Dacaynos, miembro del consejo de gestión de catástrofes, en la radio DZBB.
También se confirmó la muerte de otras decenas de personas en otras ciudades y provincias devastadas por el supertifón en un frente de 600 km.
Numerosas localidades permanecían incomunicadas y las autoridades parecían superadas por la magnitud de la catástrofe y el número de víctimas por rescatar.
Casas destruidas, postes eléctricos arrancados, vehículos volcados y supervivientes aturdidos deambulando por las calles: el paisaje que dejó el paso de Haiyan, acompañado por vientos de hasta 315 km/hora, recordaba a muchos el dejado por el tsunami en Asia en diciembre de 2004.
“Se trata de destrucciones masivas […] La última vez que vi algo parecido fue durante el tsunami en el Océano Índico” que dejó 220.000 muertos en 2004, afirmó Sebastian Rhodes Stampa, jefe del equipo de la ONU encargado de la gestión de desastres que se encontraba en Tacloban.
En Vietnam, las autoridades evacuaron “más de 174.000 hogares, lo que equivale a más de 600.000 personas”, según un comunicado del ministerio vietnamita de Control de Inundaciones y Tormentas.
Se espera que la tormenta llegue al país el lunes por la mañana, 24 horas después de lo previsto inicialmente, tras cambiar repentinamente de trayectoria lo que obligó a realizar evacuaciones masivas en la provincia de Nghe An, en el norte, a unos 230 km de la capital, Hanói.
Haiyan “avanza rápidamente hacia el norte/noroeste, a una velocidad de 35 km/h”, indicó la agencia de meteorología vietnamita. Debería tocar tierra el lunes a las 07H00 (12H00 GMT) degradado a categoría 1 y con vientos de hasta 74 km/h.
Ayuda internacional
Varios países han propuesto su ayuda a Filipinas.
Estados Unidos entregará helicópteros, aviones, navíos y equipamientos destinados a la búsqueda y el rescate, a pedido de Manila, anunció el Secretario Norteamericano de Defensa, Chuck Hagels.
Australia y Nueva Zelanda acordaron el domingo un ayuda de cerca de medio millón de dólares (370.00 euros), entregada a la Cruz Roja del archipiélago.
UNICEF preparó 60 toneladas de ayuda sanitaria que debería llegar el martes y el Programa Alimentario Mundial de la ONU (PAM) está organizando el envío de 40 toneladas de comida.
El papa Francisco pidió vía Twitter a los católicos que recen por las víctimas y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo estar “profundamente entristecido por la amplitud de las pérdidas humanas”.
Cada año Filipinas sufre una veintena de tormentas y tifones entre los meses de junio y octubre, ya que el archipiélago es la primera tierra con la que se encuentran estos fenómenos meteorológicos formados en el Pacífico.
Además de los tifones, Filipinas sufre regularmente el azote de la naturaleza, en forma de sismos o erupciones volcánicas, con un balance de víctimas mortales cada vez más elevado.
Sin embargo, si el balance de 10.000 muertos se confirma, Haiyan sería la peor catástrofe natural registrada en la historia reciente de Filipinas.