Algunos pueden percibir cierto encanto en el cielo encapotado y el clima fresco, pero para los barquisimetanos, es una señal de encender las alarmas. No se trata sólo de acudir al armario a buscar un buen abrigo y un paraguas, sino también prepararse para transitar por una malla vial que sufre los estragos de cada aguacero.
El asfalto, la piel de la ciudad, está plagado de terribles cicatrices que se profundizan al recibir la lluvia. Lo que hace una semana era una pequeña abertura en la capa de rodamiento, con el paso de los días y la acción erosiva del agua al caer llega a convertirse en una zanja, que hace intransitable la calle.
Quienes también sufren por el estado de las vías son los conductores. Cada caída, cada impacto al tren delantero, es una afrenta al presupuesto de quienes de por sí ya deben hacer grandes esfuerzos para realizar el mantenimiento preventivo de sus vehículos.
Los charcos que se forman en los huecos impiden su visibilidad, por lo tanto, quienes transitan por vías inundadas tienen mayores posibilidades de caer en ellos. Si las dimensiones de la abertura son considerables, el vehículo puede quedar atrapado o averiarse seriamente.
Acumulación de sedimentos
Al noreste de la capital de Lara, la avenida principal de El Ujano presenta una gran acumulación de sedimentos, en el tramo comprendido entre los edificios de la Gran Misión Vivienda Venezuela y el Hospital Militar José Ángel Álamo. Se observaban varias personas tratando de limpiar el lodo, a fin de despejar la vía para agilizar el tránsito vehicular.
A pocos metros, en la avenida Hermann Garmendia se repetía la situación. El lodazal cubría gran parte de la calzada entre la urbanización Valparaíso y el distribuidor que da acceso a la Circunvalación Norte.
Filtraciones y hundimientos
Por encontrarse emplazada en una meseta, la inclinación natural de Barquisimeto conduce las aguas pluviales hacia el borde sur, donde existen situaciones de riesgo, como las familias que residen en los alrededores de la avenida Uruguay y la Concha Acústica.
Los sistemas de recolección de aguas de lluvia de este parque se encuentran actualmente tapados por ramas, hojas y sedimentos, lo cual desvía el flujo hídrico hacia la base granular del terraplén, donde se filtra produciendo hundimientos en la avenida Uruguay.
Actualmente, Hidrolara acomete trabajos en esta importante vía, que comunica al centro de la ciudad con la avenida Ribereña. El proyecto contempla el desvío del sistema de colectores de cloacas y la reparación de una tubería averiada de 18 pulgadas.
La Hidrológica del estado también inició trabajos en la carrera 19 entre calle 17 y avenida Vargas. Debido a lo transitado de la vía, la reparación ha generado molestias.