Chavismo sin Chávez

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Como consecuencia de la muerte del Presidente Chávez se han hecho evidentes los problemas que han surgido en el gobierno de sus herederos y en el PSUV. El caudillismo de Hugo Chávez no tiene sustituto en las filas de su partido, ni en la FAN ni en el pueblo que sufragó  por él en todas las elecciones  en las que participó.
La primera prueba de lo afirmado en el párrafo anterior se produjo en las elecciones del 14 de Abril, cuando más de un millón de  chavistas no sólo dejaron de  votar por Nicolás Maduro, sino que también  lo hicieron por Henrique Capriles, y fue necesario que la mayoría del CNE apresurara la proclamación de candidato oficial y luego su proclamación por parte de la Asamblea Nacional,  porque si esperan contar todos los votos, el resultado les podría ser adverso. Por eso se negaron posteriormente a auditar los cuadernos de votación y a certificar las huellas digitales.
De esta realidad se deriva una segunda demostración de que el chavismo sin Chávez no tiene un representante  auténtico, que lo iguale, que logre la conexión con los sectores populares que acompañaron al hoy difunto Comandante. Al heredero principal le falta el carisma de  su  extinto jefe, y un discurso más creíble aunque  sea engañoso para esos millones de venezolanos que viven en el atraso y la ignorancia política. Y aunque se apegue a la imagen de Chávez y lo mencione decenas o centenares de veces en sus cadenas y peroratas dirigidas al país, no logra demostrar que es capaz de llenar el vacío que le ha dejado su Comandante al abandonar definitivamente este mundo cargado contradicciones, y se le aparezca en pajaritos.
Los rumores que circulan en los medios políticos acerca de la formación de varios grupos militares en la FAN, son un indicador  de que el control férreo que logró el difunto Presidente sobre esa institución, no lo pudo heredar Nicolás Maduro. Y frente a su ambigüedad ante el abuso de Guyana de ordenar la exploración de petróleo en aguas que históricamente ha reclamado Venezuela, llevó a la Armada a detener el barco que realizaba la exploración, mediante la actuación autónoma de la Fragata Yekuana. El aumento de sueldos a los militares, que desde hace tiempo lo merecen como todos los trabajadores de la Administración Pública, aparece como una medida para contener el descontento y no para hacer justicia social, porque se produce no como una política contemplada en el Presupuesto, sino como  un supuesto antídoto  contra posibles protestas en los cuarteles, en momentos cuando todavía existen dudas acerca de la doble nacionalidad del Presidente Maduro.
Y si a esto se agrega la denuncia del Partido Comunista de Venezuela (PCV) uno de los aliados del llamado Polo Patriótico, de que la cúpula del PSUV ha escogido a dedo a más de 60 candidatos a Alcaldes, a los que acusa de corruptos, el chavismo sin Chávez  puede hacer aguas a muy corto plazo, sobre todo si recibe una contundente derrota en las elecciones del 8 de diciembre, propinada por  la Alternativa Democrática. Y aunque la denuncia del  PCV obligó al PSUV a convocar al Polo Patriótico a una reunión para revisar las postulaciones oficiales, cualquiera sea el entendimiento al que lleguen, queda patente en los hechos que los jefes del Partido de gobierno escogieron a dedo a un grupo de corruptos como candidatos a Alcaldes, porque la gravedad de la denuncia por parte de uno los aliados del oficialismo ha sido muy categórica, y no puede ser achacada al imperio o a la burguesía venezolana. Esos corruptos, aunque son de menor jerarquía, siguen el rumbo que les señalan los grandes capos de las mafias que saquearon unos 20.000 millones de dólares de CADIVI, según el Ministro Jorge Giordani  y la ex-Presidenta del Banco Central de Venezuela, Edmeé Betancourt, presentando  compañías de maletín  para lograr los dólares para importaciones que nunca realizaron.
Sin el ascendiente de Chávez, sin el Muro de Contención que él constituía, según Diosdado  Cabello,  para frenar a los paramilitares y las  amenazas de violencia contra la oposición, los más corruptos se han convertido en grandes provocadores que inventan guerras dirigidas por los principales líderes de la Alternativa Democrática, como Capriles. Ledezma, Leopoldo López y María Corina, a sabiendas de que mienten. No ocultan el miedo de perder las elecciones el 8 de diciembre, porque también pueden perder la impunidad de la que han gozado para enriquecerse al margen de Ley, mediante el tráfico de influencias.

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