Síndrome de una temeridad anticipada

Guarda parecido a tormenta en un vaso de agua, la intempestiva alharaca, suscitadas por la irreverente contraparte chavista, que desafiante se coaliga, para rebatir la divulgación del candente mensaje del Gobernador legitimo del Estado Lara Henry Falcón, donde inserta esta frase que ha despertado la indignación de los intolerantes corchetes rojos: “La prioridad impostergable de un nuevo gobierno es la reinstitucionalización del país”.
Más temprano que tarde, ardido de cólera, el ciudadano Nicolás Maduro, no valoró reflexivamente el atildado y augural mensaje, más, declaración programática para un constitucionalista, que intento de subvertir el orden y, armado de ira, tuvo a menos, lanzar esta desafiadora respuesta: “Le doy 24 horas, Gobernador Henry Falcón, para que Ud., se desmienta. Si no responde, adelantaré acciones ante la Fiscalía General de la Republica”. Como ciudadano venezolano, quiero participar en este coloquial suceso, solo para interesar razones de un tercero en concordia y útiles para fundamentar una empatía cívica pedagógica.
Como maestro, que el desvelado pensamiento de Don Simón Rodríguez, primero que otro concepto, nos enseñar saber vivir en Republica, aprecio, conmovido, que Maduro, no notó por su alterada respuesta, que trató a la honorable Fiscal General del ministerio Publico, sin dispensar el honor y dignidad debidos a su Alta Magistratura, a quien no consideró su noble y meritoria función, que encarna la vindicta pública y de ser la primada de la buena fe de los procesos. De paso, con su actitud ensoberbecida, hacer saber, que en Venezuela no hay Estado de Derecho, como tampoco la división de los Poderes Públicos, que deben ser independientes y autónomos y cooperar entre si, para realizar los fines del Estado. Al encomendar, sin previa formula de juicio, la privación de libertad de un ciudadano, se establece por asociación de ideas, que en Venezuela, la intervención del Ministerio Publico, radica en privar de libertad a los ciudadanos, mutatis mutandi, como la advertencia de una legítima y meritoria Diputada, que en fuerza de la verdad, dijo en Venezuela expropiar es robar”. Se puede apreciar, en estos toscos testimonios, son los juicios y perjuicios que se derivan en nueva fraseología, desde la administración chavista, empeñada en cambiar la realidad-ambiente.
Omitió, Maduro, por su ofuscación, que el legítimo Gobernador Henry Falcón, goza de fuero privilegiado, por mandato constitucional, al igual, lo privó de su derecho de informar, que según el artículo 58 de la Constitución Bolivariana, nos da derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura. De plano, restringe la presunción constitucional  de INOCENCIA y el fuero privilegiado del debido proceso, el más hermoso ritual de la Constitucional en beneficio del perseguido político. Si el ciudadano tiene el deber indeclinable de obedecer la Carta Magna, es mayor esta inexcusable obligación, en el magistrado, que juró solemnemente, cumplirla y hacerla cumplir.
En carta, con data en San Cristóbal, 19 de abril de 1820, el Libertador envía comunicación al General Páez, con este planteamiento de meridiana actualidad, para las diarias contingencias: “El que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y después de oírlas, debe aprovecharse de ellas, para corregir los males que producen los errores”. Nunca es tarde cuando la dicha reina. Bolívar pone sobre el tapete, un problema transcendental, vigente en nuestros días, que se traduce en necesidad y apremio de saber escuchar.
Saber escuchar es la convicción profunda que nadie es dueño de la patria porque ésta pertenece a todos los venezolanos. Saber escuchar, es sustituir la retaliación y la amenaza, por un institucionalizado dialogo de convivencia civilizada. Saber escuchar es conciencia de vivir en un país libre y soberano, donde el gobernante no sea déspota ni el ciudadano súbdito. Saber escuchar, es no vacilar que la libertad de información como don de la naturaleza, que ninguna ley puede prohibir, es lo único que nos libera del acoso del (Cesppa) y sus funestas amenazas. Saber escuchar, es solidario empeño de redimir a la patria que pugna por salir del abismo. Saber escuchar, es que no nos guie el socialismo, sino la doctrina de Bolívar, el Libertador, fundamento de patrimonio moral y acervo de valores de libertad, igualdad, justicia y paz.