Dictamen – Autogolpe municipal y abandono del barco

El pueblo no importa nada para los enchufados. Así lo demostró Amalia Sáez con su abandono del cargo al mejor estilo del conocido símil de los roedores del barco. Todavía en las radios comunitarias y “chavistas” se escuchan a inocentes militantes del PSUV pidiendo que se quede en la alcaldía hasta la elección, mientras que desde hace rato ya Amalia sacó el secador de pelo de su maleta en su nueva residencia capitalina. Se fue sin despedirse, a escondidas, sin dar la cara; coronando así la peor gestión municipal de la historia de Iribarren. Llegó montada en los hombros de otro y se fue igualmente enchucada en cuerpo ajeno, dejando tan solo una gran lección a un pueblo defraudado que ahora sabe que debe votar por líderes reales y propios, como lo hará este 8 de diciembre cuando gane Alfredo Ramos por paliza.
No criticamos que se vaya persiguiendo un cambur que además se ganó cuando se quitó del camino y renunció a su aspiración de reelegirse para satisfacer la demanda de su propio partido que la rechazó. Lo inaceptable es que abandone anticipadamente su responsabilidad dejando a la deriva a la alcaldía y a su gente. Ni siquiera ofreció una rueda de prensa, ni siquiera escribió en twitter: “Ahí están las llaves”, antes de irse a sentar detrás de un escritorio en Caracas, bien lejos de los charcos que le ensuciaban los tacones cuando se dignaba a bajarse del carro. Fue Luis Jonás Reyes el único que salió a despedirla con inocultable alegría, mientras que el candidato del PSUV no pudo disimular su soledad ante lo que significó la antesala de su derrota.
Es normal que tamaña irregularidad genere especulaciones de todo tipo y comiencen a ventilarse casos de corrupción que esperamos que sean investigados. Pero a la doña no le interesa aclarar nada, es como si no quisiera volver a Barquisimeto. ¿Destierro político? Mientras tanto la alcaldía está prácticamente cerrada para los ciudadanos y en manos de un militar ilegítimo que burló a la propia cámara municipal. Entre ellos mismos se roban. Pero no estamos hablando de una oficina o una dependencia, sino de una instancia constitucional autónoma y de elección popular que hoy está secuestrada por un partido político. De esta manera los Reyes se terminan de convertir en los dictadores de Lara al controlar ilegítimamente el poder político. Ya no es solo Corpolara que es una gobernación paralela en manos de quien perdió la elección popular en diciembre, sino que ahora asumen de hecho las alcaldías como la de Barquisimeto y Cabudare para desmantelarlas ante el inminente cambio que viene.
Desconocen el triunfo aplastante de Falcón y ahora quitan del camino a sus propios alcaldes para secuestrar cargos de elección popular. Y todo para seguir alimentando una mafia que ha saqueado durante años nuestra región. ¿Nos vamos a dejar? Tenemos que aplastarlos con el voto para una victoria tan contundente que legitime el cambio que efectivamente se dará en Lara pero que sin duda se materializará  más temprano que tarde a todo el país. Cada voto cuenta, es un tema político y de legitimidad. El 8 de diciembre es la oportunidad no sólo para rescatar esas alcaldía literalmente abandonadas, sino también para castigar al nefasto gobierno central y a sus guachimanes que aquí pretenden gobernar a la fuerza. Ya le tocará a Amalia dar la cara, en Iribarren el cambio viene, ahora con más razón. Chao Amalia, esperá por allá a Bohórquez que lo vamos a mandar de vuelta a Caracas muy pronto.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.