“El socialismo del siglo XXI, es el mismo comunismo” sentenció Fidel. Pues bien, parece que la experiencia trágica de más de cuarenta países cuyos gobiernos intentaron instaurar en el siglo XX un sistema comunista demostrando su inviabilidad, no hace mella en las intenciones de quienes mandan hoy en Venezuela. Maduro insiste en la ruta de lo que ya se ha puesto en evidencia que no conduce al reino de la felicidad sino todo lo contrario, reproduciendo todos los desvaríos que ya son conocidos hasta la saciedad. No cabe esperar algo distinto con ese esquema, como no sea el ejercicio del poder en medio de un mundo de privaciones y arbitrariedades.
Pretender sustituir la gestión plural de la sociedad y la economía por un mando único se ha mostrado un camino que conduce a lo peor de los dos mundos. Los regímenes comunistas mostraron que la planificación central no era un buen sustituto del mercado como mecanismo de asignación de cantidades y precios de los bienes y servicios. Adicionalmente, que poner toda la economía bajo el control del Estado – aún en los casos en que se utilice la fórmula engañosa de la propiedad social – no produce mayor bienestar ni mayor abastecimiento. De allí que fue común – y lo es en los pocos casos que sobreviven – el surgimiento de una economía paralela, por iniciativa propia la llaman, para atender en cantidad y calidad los bienes y servicios que la economía estatizada no aportaba a la sociedad, cuya dimensión es cada vez más amplia como lo están descubriendo los dirigentes cubanos tardíamente.
El capitalismo por su parte mostro que sabe hacer dos cosas simultáneamente: Producir riqueza y desigualdad. Desde temprano se pusieron en evidencia las llamadas imperfecciones del mercado y las injusticias a las que conduce cuando todo se deja al solo arbitrio de la mano invisible del libre juego de la oferta y la demanda.
Al contrastar ambas experiencias, surgió la mayor innovación de la economía del siglo XX: La economía mixta, como lo asume el programa de propuestas públicas de la MUD. La mano invisible del mercado requiere de la mano visible del Estado para que la producción de riqueza no esté acompañada de injusticias inaceptables.
Parece que de nada de esto se han enterado la cúpula atrincherada en Miraflores. Ciertamente, una economía centralizada, controlada hasta en sus menores detalles por el Estado, acrecienta el poder de quienes lo controlan, colocando a los ciudadanos como sus vasallos, pero el final de ese camino conduce a una calle ciega, donde en vez de bienestar y abundancia hay deterioro de la calidad de vida y escasez. No es, pues, necesario retrotraernos a la historia de los países de la órbita comunista que se desplomaron, basta echar una mirada a la cuba de hoy, un ejemplo de precariedad como economía y sociedad, a demás de la conculcación de las libertades democráticas, todo ello por empeñarse en persistir en una concepción de una vida social y económica que, insistimos, ha demostrado su inviabilidad. El camino al infierno, léase al comunismo, está plagado muchas veces de buenas intenciones, o así lo hacen creer los que no quieren abandonar el poder nunca.
Sin tregua – Camino al comunismo…
-
- Publicidad -
- Publicidad -
Más leido hoy
Borrell sobre liberación de presos políticos: Ninguno de ellos merecía haber estado en la cárcel #18Nov
Ante la liberación de los presos políticos detenidos el pasado 28 de julio Borrel expresó su compromiso con la libertad de todos los que están aun dentro.
- Publicidad -
Debes leer
Rafael Narváez: La liberación de los 225 jóvenes no repara el daño causado #19Nov
El abogado y ex parlamentario Rafael Narváez manifestó, este 17 de noviembre, el grave impacto que el sistema de justicia venezolano ha tenido en...
- Publicidad -
- Publicidad -