La solución a la crisis

Ciertamente que nos hemos embarcado en  un asunto institucional sin solución política previsible a corto plazo: marchas, referendos, elecciones, captahuellas, plebiscitos, demandas nacionales e internacionales, quejas ante los organismos de derechos humanos y  ONG humanitarias, y todo sigue igual. Para resolver esta crisis propongo algo muy simple, a saber: Dada la extensión del territorio nacional, es posible que le asignemos  a cada sector en disputa: escuálidos vs. chavistas una  extensión similar lo más parecida de tierra virgen y que cada grupo vaya a demostrar lo que saben hacer.
Los chavistas irían con sus egresados de la UBA, los militares, los círculos y colectivos, los diputados progresistas, los izquierdistas utópicos, los asesores cubanos bielorrusos, chinos y lo que sea necesario, además de su grupo de cantautores y deportistas bolivarianos, el Polo Patriótico en pleno y con todo el apoyo de los países del ALBA. Por supuesto, llevarán también su ideología de que ser rico es malo, que lo mejor es el trueque, y que las regulaciones, los controles y la centralización son lo mejor así como  importar todo aquello que sea necesario, y que la igualdad vale más que la libertad.
Los escuálidos partirán con sus asesores del Imperio, de MIT, Harvard, acompañados por los egresados de las universidades burguesas y los sabios académicos nacionales, petroleros botados; los más conspicuos enemigos de la derecha apátrida, capitaneados por la trilogía del mal asesorados por la MUD asumirán el desafío. Por supuesto, irán también cargados con sus ideas del emprendimiento individual, de cero controles,  de estimular la producción nacional, de descentralización, y de la certeza de la valía de la libertad individual y que nadie quiere ser pobre.
A mitad del período presidencial del Designado una comisión de notables de la ONU vendrá para evaluar lo hecho por unos y otros, quien haya sido más eficiente y haya construido más felicidad tendrá el derecho de gobernar a Veniezuela por todo lo que reste de su historia.
¡No vale la pena que experimentemos con todo el país un buen pedazo del mismo es suficiente para despeñarlo!