La Administración del Cementerio Nuevo, ubicado en la vía Quíbor, hace un mes llevó a cabo un operativo de limpieza con la cooperación de la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica).
No obstante, de aquella limpieza se originó un problema mayor. Los árboles que podaron quedaron sobre las tumbas, causando molestias entre los familiares de difuntos. Una gran parte de los panteones quedaron ocultos entre las ramas.
Mientras que otros familiares, se quejan porque el mantenimiento no cubrió todas las áreas. Argumentan que fueron limpiadas apenas las parcelas cercanas a la capilla católica. Sólo esperan que para el Día de los Difuntos, a conmemorarse el 2 de noviembre, todos los espacios estén limpios. bores de mantenimiento son hechas por las familias o por trabajadores particulares que hacen estas funciones y son contratados por familiares de difuntos. Entre 200 y 300 bolívares cuesta el mantenimiento de las tumbas.
“Prefiero pagarle a una persona para que limpie la tumba de mi mamá, porque el cementerio se volvió muy inseguro y mis hijos no quieren que me exponga a peligros”, comentó la señora Lucía Duarte.
Mejoran la seguridad
Por otro lado, la Administración del Cementerio Nuevo, notificó semanas atrás que contarán con dos puntos de control, en cada una de las entradas del camposanto, gracias a la cooperación de la Policía Nacional Bolivariana. Desde hace algún tiempo, la delincuencia venía haciendo de las suyas en este lugar, colindante con la avenida Florencio Jiménez, parroquia Juan de Villegas. Atracos a mano armada, incluso, asesinatos han ocurrido en el cementerio.
“Nos da tranquilidad que estén los policías monitoreando la zona porque aquí se ve de todo: cuando vienen a sepultar a algún delincuente, disparan al aire, exponiendo la vida de todos y, desde que están los funcionarios policiales, esa situación no ocurre”, sostuvo Laura Mendoza, visitante.
Lo que quedaría pendiente por atender, sería la vialidad de las partes más lejanas del camposanto. El asfalto está muy desgastado en algunos tramos; otros ni siquiera cuentan con la capa asfáltica.
Nubes de polvo se forman con el paso de los vehículos particulares y de los coches fúnebres. En este sentido, los visitantes exhortan a la Alcaldía de Iribarren con el propósito de mejorar los caminos que conducen a las nuevas parcelas.
Si llueve, la apariencia es todavía peor: los dolientes deben acompañar a su familiar, dando saltos entre el barro y desniveles del suelo. Los vehículos terminan atascados por el fango que se produce en cada uno de los aguaceros.
De allí la necesidad de contar con vías en buen estado y, al mismo tiempo, un sistema de drenajes.
Velar por las buenas condiciones del ornato, de manera permanente y no sólo en vísperas del Día de los Difuntos, es la atención que reclaman los familiares de los fallecidos.
De lo contrario, el abandono se notará como en el caso de los árboles que fueron podados pero dejados sobre las tumbas.
Los vendedores de flores y otros comerciantes que hacen vida en el camposanto, solicitan diálogo con el gobierno municipal para obtener kioscos que mejoren el ambiente de trabajo y garantice la organización dentro del Cementerio Nuevo.
