Sus restos están siendo velados en la iglesia San Francisco.
Desde que el ataúd con el cuerpo sin vida del sacerdote Cruz Miguel Granado Farías fue ingresado la tarde del miércoles en la iglesia San Francisco de Asís, en el centro de Barquisimeto, la romería de quienes reconocieron sus dotes de hombre de bien ha sido interminable.
Así como han desfilado ante el féretro personas adultas, también lo han hecho jóvenes universitarios para quienes, durante su participación como capellán de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, siempre tuvo la palabra orientadora, esperanzadora, en momentos de crisis.
Frente al altar del recinto religioso, antigua catedral de Barquisimeto, el ataúd ha permanecido para que quienes tuvieron la dicha de conocerlo puedan brindarle un último adios.
No faltaron los cantos con acompañamiento de guitarras que tanto agradaban al padre Cruz Miguel, como le llamaban muchos familiarmente, reconociéndolo como uno más de los grupos de apostolado, no sólo de la parroquia donde ejerció últimamente, sino también de otras.
“Sus misas eran agradables, sinceras, bien dirigidas, y por eso la iglesia estaba llena los domingos”, se le escuchó a una anciana que, sentada en una de las bancas del templo, acompañaba uno de los tantos rosarios que le fueron ofrecidos durante la noche y todo el día del miércoles y jueves.
Cruz Miguel Granado era nativo del estado Monagas pero se sentía como un barquisimetano más, un guaro más, como bromeaba de vez en cuando durante reuniones con amistades.
Entre los asistentes al velatorio se intercambiaban relatos de experiencias de momentos gratos que, con la palabra de Dios en primer plano, vivieron junto al sacerdote cuya ordenación se llevó a cabo en la Catedral Metropolitana en 1983 por parte de monseñor Tulio Manuel Chirivella.
Los restos del sacerdorte permanecerán en la iglesia San Francisco hasta la mañana de este viernes cuando será llevado hasta el Cementerio del Este donde se llevará a cabo su exhumación, atendiendo su voluntad.
Antes, el arzobispo de Barquisimeto, monseñor Antonio López Castillo, presidirá una misa concelebrada con la participación de varios sacerdotes.
Allí, una vez más, se resaltarán las dotes que en vida rodearon a Cruz Miguel durante los 72 años que estuvo entre nosotros.
Se espera una nutrida participación de feligreses, tanto en el acto religioso como en la caravana que, sin lugar a dudas, acompañará el cortejo hasta el campo santo donde se le dará la última despedida.
Aunque no estará físicamente, el recuerdo del padre Cruz Miguel permanecerá entre aquellos católicos que escucharon sus palabras dominicales durante los años que se desempeñó como párroco de San Francisco de Asís.
