Los sesenta niños, así como los docentes, que diariamente deben pasar horas en el Núcleo Escolar Rural 334 o escuela, en el caserío Simara, lo hacen con mucho sacrificio por el estado en el cual se encuentra el inmueble que les sirve de sede.
Para comenzar, la escuelita carece de servicio sanitario pues en toda su existencia apenas ha contado con insalubres letrinas ya clausuradas por haber colapsado.
Laura López, una de las maestras, exteriorizó su preocupación por el poco interés demostrado por las autoridades educativas regionales para solucionar ese grave problema.
Mostró las tres letrinas clausuradas mientras explicaba que los niños deben acudir a casas vecinas para poder hacer sus necesidades fisiológicas.
Dijo que ya han sido visitados por funcionarios de la Zona Educativa pero la insalubre situación persiste.
“Este es un serio problema ambiental que debe ser solucionado cuanto antes pues está en riesgo la salud de nuestros alumnos”, manifestó.
Pero en la NER 334 de Simara también necesitan que les cambien los techos pues cuando llueve deben paralizar las clases debido a las filtraciones.
“Llueve más adentro que afuera”, expresó Eladio Jiménez, habitante del poblado.
Cree que lo más recomendable es que construyan otra escuela pues la actual no resiste más “remiendos” y los cuatro salones existentes, oscuros y sin buena ventilación, no son suficientes para las clases a los 60 alumnos de pre-escolar a sexto grado que en ella cursan.
El agua les llega sólo en camiones cisternas, semanalmente, aunque en oportunidades se demoran y se quedan sin el vital líquido.
Igualmente hace falta una cocina más amplia para preparar los alimentos sin tantas dificultades.
Pero los niños de la escuela de Simara tampoco disponen de cancha deportiva donde ejercitarse.
La única existente en el poblado está distante y fue destruida por una cooperativa pirata contratada por la alcaldía de Iribarren hace dos años, según denuncia de Deivis Pineda, un habitante.
“Aquí vino una cooperativa de la alcaldía con el encargo de recuperarla pero lo que hizo fue destrozar lo que teníamos y desapareció y ahora la cancha es un bosque”, afirmó Pineda.
Hizo un llamado a quien competa en la alcaldía para que investigue lo que pasó con esa contratista y si cobró por el trabajo que no hizo.
Por otra parte, Eladio Jiménez exigió el asfaltado de la carretera para que los vehículos puedan entrar y salir sin problemas, sobre todo cuando llueve.
“Son sólo cuatro kilómetros por asfaltar, que no debe costar mucho”, enfatizó.
