Brasil, México, Francia y ahora Alemania: el presidente Barack Obama ha sufrido un debilitamiento en el escenario internacional por la irritación creciente de varios de sus aliados, que habrían sido vigilados por los servicios de inteligencia estadounidenses.
Desde que el exanalista de inteligencia Edward Snowden, prófugo de la justicia estadounidense, comenzó a revelar en junio las operaciones de espionaje electrónico a nivel mundial de la norteamericana Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por su sigla en inglés), el presidente Obama ha sido llevado cada vez más hacia una posición incómoda.
En septiembre en la reunión del G20 en Rusia, el presidente debió reorganizar de emergencia su agenda para sostener encuentros cara a cara con sus homólogos de México, Enrique Peña Nieto, y Brasil, Dilma Rousseff, molestos ante las revelaciones de prensa, alimentadas por Snowden, de espionaje de sus comunicaciones personales.
En protesta, Rousseff tomó la decisión de anular una visita de Estado a Washington, prevista para octubre.
México anunció por su parte una investigación «exhaustiva» de estas actividades de espionaje, un revés para el gobierno de Obama que ha cortejado activamente a este país, un mercado vital para los productos estadounidenses.
Las actividades de la NSA también han provocado serias molestias en Europa, con quien Washington prioriza en estos momentos la conclusión de la negociación de un acuerdo de libre comercio.
Dos de los aliados más cercanos de Estados Unidos en esa región, Francia y Alemania, han aireado sus protestas ante las revelaciones del presunto espionaje de sus comunicaciones, incluidas las del teléfono móvil de la canciller Angela Merkel.
Berlín habló de un «serio golpe a la confianza» en la relación con Washington, y Merkel tenía la intención de abordar el tema este jueves con el presidente francés, François Hollande, según una fuente diplomática francesa.
El martes, el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, dijo haberle comunicado a su homólogo estadounidense, John Kerry, que estas prácticas eran «inaceptables».
Relaciones afectadas
Obama y Merkel habían mantenido hasta este momento relaciones cordiales y de respeto: el presidente llegó a otorgar a la canciller alemana la Medalla a la Libertad, la más alta condecoración civil estadounidense.
Pero para Stephen Szabo, del grupo de análisis estadounidense German Marshall Fund, «las relaciones entre ella y Obama no permanecerán intactas» tras el actual episodio. «Yo creo que ella se ha ofendido en lo personal», dijo.
Merkel creció en Alemania del Este, donde las operaciones de espionaje por parte del Estado eran omnipresentes.
La respuesta de la Casa Blanca el miércoles poco hizo para calmar la cólera de Berlín.
En una llamada telefónica, «el presidente le garantizó a la canciller que Estados Unidos no estaba espiando ni espiará las comunicaciones de la canciller», dijo el portavoz presidencial, Jay Carney, lo cual no echó por tierra la posibilidad de que sí haya sido vigilada en el pasado.
La Casa Blanca, desde que se comenzaron a apilar las revelaciones sobre la NSA, ha dicho que revisa sus prácticas y ha prometido encontrar un equilibrio entre la «seguridad» de Estados Unidos y las inquietudes de los aliados de Washington por la protección de su información.
Funcionarios estadounidenses, en privado, señalan que todos los países espían, un alegato que puede no servir de mucho, advirtió Jackson Janes, especialista en Alemania de la universidad Johns Hopkins.
«Toda vez que hay muchos casos (de espionaje) en las noticias, como Brasil, México, yo esperaría que esto atizara la cólera contra Estados Unidos entre aquellos que ya están predispuestos» contra Washington, dijo Janes.
El expresidente mexicano Vicente Fox afirmó el miércoles que él también fue espiado por Estados Unidos durante su mandato.
«No es nada nuevo que haya espionaje en todos los gobiernos del mundo, inclusive el mexicano (…) No entiendo por qué el escándalo», subrayó Fox.
Para el exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Joseph Wippl, Alemania debe tomarse como un cumplido el haber sido espiada por Estados Unidos.
«La canciller Merkel es alguien importante (…) ¿Cómo podría la NSA no querer vigilar a la persona más poderosa del mundo después del presidente Obama?», precisó Wippl.