Capitalismo Lunar – Perú: Tan cerca, y tan lejos

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La semana pasada estuve de visita en Lima, en plan de viaje familiar. Hospedado cerca de su casco histórico, tuvimos oportunidad de empaparnos un poco de la cotidianidad de una ciudad que exhibe los signos de una economía vigorosa, estable y cada vez más conectada con el comercio global.
Como sugiere cierta conseja viajera, son los taxistas sino el mejor, un acertado termómetro de la realidad de un país. Y conversando con varios de ellos, mientras observábamos el caótico pero fluido tráfico de la Vía Expresa, y al Metropolitano, un transporte masivo bien pensado y mejor diseñado y construido, a diferencia de otros más bien hechos a golpe y porrazo, todos coincidían en que ese temor inicial que existió sobre el talante democrático de Ollanta Humala y su visión de la economía, cuando se le vinculaba con Hugo Chávez, se ha disipado. A la calladita, el presidente Humala marcó distancia de la egolatría salpicada de petróleo y radicalismo del finado Chávez y se concentró en gobernar, moviéndose desde el extremismo inicial hacia posiciones de centro, enviando así señales al mercado sobre la continuidad de las políticas económicas que se han aplicado en años recientes en Perú.
Ha prevalecido en el ejercicio del Poder Ejecutivo en esa nación, luego de la caída de Fujimori, cierta sabia disposición de no “refundar” el Estado y deshacer todo lo hecho por el predecesor, y esta continuidad administrativa y en la estrategia económica del Estado peruano es la responsable de que el año pasado, la inflación cerrara en 2,65%, las reservas internacionales a la fecha superen los US$ 66.000, y que recibiera Perú el año pasado US$ 12.240 millones en inversión extranjera directa, un aumento de casi el 50% en comparación al año anterior, indicadores que hay que ubicar, sin duda, en el marco del Tratado de Libre Comercio aprobado desde el año 2006 con Estados Unidos. Una economía abierta, con garantías a la inversión, no entrampada en  absurdos dilemas  anti-imperialistas o anti-capitalistas, y esencialmente pujante, pese a la reciente caída de los commodities en el espectro bursátil mundial.
Por esos días, la agenda política se concentraba en una polémica. El presidente Humala, autorizado por el Congreso para viajar a una reunión multilateral de la APEC, decidió aceptar una invitación del Presidente francés Hollande, e hizo de regreso un toque técnico en Paris. Por esa escala no autorizada por el parlamento, la oposición amenazó con un voto de censura a la Canciller Eda Rivas. Luego de las disculpas formales de la Canciller Rivas al Congreso, y efectuada la votación que pretendía censurarla y eventualmente forzar su salida, dicha moción no se aprobó al no contar con los votos requeridos, y luego de que factores aliados del gobierno aceptaran las disculpas de la Ministra de Relaciones Exteriores.
La prensa limeña daba también cuenta de la citación del ex presidente Alejandro Toledo y líder del Partido Perú Posible, y de su esposa, por su participación en negocios inmobiliarios por varios miles de dólares, en las cuales aparentemente pretendía obtener favores para terceros.
Es decir, a pesar de los problemas, de las denuncias de corrupción, o de las fallas y problemas que de seguro afectan a la sociedad peruana, percibimos que aún existe con total y absoluta claridad, unos poderes autónomos que cumplen con su rol constitucional de equilibrios y contrapesos.
El peruano es amable, humano, especialmente con quienes llegan a visitar su país, y va en la idea de conocer su cultura, historia, paisajes, arquitectura y gastronomía. Allí, caminando sus calles, viendo su progreso, su respeto a las instituciones, su convicción de la ruta económica de apertura y respeto a la inversión privada, de adentro y de afuera, fue inevitable pensar en nuestro pasado histórico común, nuestras raíces coloniales, culturales, emancipadoras, y al mismo tiempo, aterrizar en el duro contraste del saldo de la “revolución”, empeñada en conducirnos al fracaso económico, autoengañados de su propia farsa socialista y que nos ha distanciado en términos de estabilidad, crecimiento y futuro.
Inevitable pensar desde esa hermana nación, cuna del Imperio Inca, en la tragedia venezolana, y en tanto potencial sepultado por la intolerancia y un trasnochado delirio ideológico. Sin duda, Perú, tan cerca, y tan lejos.

@alexeiguerra
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