El presidente difunto Hugo Chávez ha sido el que mas daño le ha hecho al país, pero conociendo la idiosincrasia de los venezolanos estamos consientes que el tiempo minimizará todas sus críticas.
Se explicaran los hechos de corrupción, se buscará justificación para olvidar la corrupción en el Plan Bolívar 2OOO; también para el desastre del Central Azucarero de Barinas. Para el caso Pudreval también se intentará explicarlo y justificarlo. Se pretenderá olvidar el crimen contra el agricultor Brito, a quien dejó morir de hambre y sed en el Hospital Militar; se harán de la vista gorda sobre las torturas diarias al comisario Simonovis, a quien se le niega el aire fresco y la luz del sol encerrado en un estrecho calabozo y sobre la criminal sentencia a lo otros comisarios y policías; sobre la injusta detención de la jueza María de Lourdes Afiuni y la criminal Lista Tascón que todavía tiene sus efectos negativos contra modestos trabajadores, se olvidará la forma como fueron desalojados los trabajadores de Pdvsa y sus familia en una madrugada, sin respetar a inocente niños durmiendo.
Esto es solo una pequeña lista de todas las barbaridades cometidas en estos 14 años de una revolución “bonita”. Defenderán la profunda crisis económica buscando culpables en otros lados, sin descartar que la crisis moral la ubicarán en otros factores. Recordemos aquella órden absurda como la de ordenar atacar con “gas del bueno” a manifestaciones de estudiantes.
Con el comandante era muy corriente ver y oír el irrespeto a los Poderes constituidos. Llamó plasta al TSJ; dio órdenes a otros poderes, supuestamente independientes, como al CNE; permitió la injerencia de militares foráneos en nuestras Fuerzas Armadas. En fin entregó la soberanía otros países, sobre todo a los dictadores cubanos. Todo será cubierto con el manto del olvido estimulado por la falta de comida o la dádiva humillante a familias en pobreza extrema.
Chávez casi nos acostumbra a sus vulgaridades y chabacanerías en sus Aló Presidente y mostrarnos su poca clase a la hora de actuar internacionalmente. Su irrespeto a la mujer venezolana. Sus chistes a la hora de querer a ofender a sus adversarios, pero esos también quedarán ocultos con el paso del tiempo. Todo eso también se olvidará y un manto de olvido y el perdón lo cubrirá.
Pero lo que jamás podremos olvidar y menos perdonar es habernos dejado a Maduro conduciendo los destinos de esta otrora bella patria de Bolívar. Quizás como dirigente sindical sí obviamos su condición de reposero en el Metro de Caracas, le consigamos méritos, pero como Jefe de Estado es lo más incapaz que hayamos podido tener. Esto es imperdonable, y no es que se diga ahora sino por la demostración de incapacidad que esta dando, así pretenda taparla con discursos violentos con pretensiones de imitar al desaparecido. Dejar a Maduro es lo mismo que dejar a los hermanos Castro y eso es traición a la patria. Ya se rumora que Raúl, el menor de los angelitos de la isla caribeña, ha venido clandestinamente a la Orchilla, y no es de vacaciones, sino a monitorear a su pupilo Nicolás. No es un secreto la formación ideológica de Maduro en Cuba en su etapa adolescente. Si no queremos ver lo que está pasando es que pretendemos hacernos los ciegos, pero aquí mandan los comunistas cubanos y lo que falta con este equipo de entreguistas es que en algún momento veamos ondear la bandera cubana en algún edificio publico, porque ya el retrato de Fidel y del otro vago argentino, alias el Che, ya lo vemos corrientemente. ¿Hasta cuando tanta pasividad?