La Real Academia Española (RAE) festeja en Panamá, en el Congreso de la Lengua, sus 300 años de vida, confrontada, en plena era digital, a enormes retos en su misión de preservar y adaptar el idioma que hoy hablan unas 500 millones de personas.
Con la presencia del Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa y otras destacadas plumas de las letras hispnoamericanas, el VI Congreso Internacional de la Lengua Española es un escenario de lujo para honrar a una institución que en tres siglos ha sido referente, obligado y respetado, del idioma de Cervantes.
«El homenaje a la RAE es un acto de fe a la divinidad del ser que ama la palabra», exclamó el expresidente colombiano Belisario Betancur (1982-86), de 90 años, en el Centro de Convenciones Atlapa de la capital panameña, a orillas del océano Pacífico.
Siempre, ante la duda, la RAE tiene la última palabra en alguna de las 22 ediciones de su Diccionario, 37 de su Gramática, o en sus manuales de ortografía, diccionarios escolares y de dudas. Un nuevo manual ortográfico, claro, sencillo y de sólo 62 páginas, fue presentado el lunes para seducir a los chicos.
«Es justo que este Congreso rinda tributo de gratitud. La Real Academia tiene una vocación de enseñanza», expresó José Manuel Blecua, director de la RAE que, junto con el Instituto Cervantes y la Asociación de Academias de la Lengua Española, organiza cada tres años la máxima cumbre del idioma.
Oficial en 22 países, el español es la segunda lengua del mundo -la número dos en Estados Unidos- y la tercera más usada en Internet. Y está más viva que nunca, destacan sus ultradefensores reunidos en Panamá.
La política divide,la lengua une
Fundada el 3 de agosto de 1713, la RAE ha avanzado notablemente en las últimas décadas, destacan los expertos, en el reconocimiento del español como lengua universal, no sólo de España, sino también de la América Latina indígena, mestiza, negra… multiétnica.
«Es el elemento vertebral. La política muchas veces nos separa, la lengua constantemente nos une (…) nos articula el modo de pensar. ¡Larga vida a la Academia!, expresó el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti (1985-1990, 1995-2000), de 77 años, conocido por su exquisita oratoria.
Con 90% de los casi 500 millones de hispanohablantes en el mundo, Latinoamérica, que parió escritores de la talla de Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Julio Cortázar, Octavio Paz, Rubén Darío, Carlos Fuentes, tiene un rol preponderante en la vitalidad del español.
Es también la América Latina creadora de expresiones como «asere» (Cuba), «pana» o «chamo» (Venezuela) para decir amigo o colega; «chunche» (Costa Rica y Nicaragua) para referirse a una cosa, o «vaina» (Colombia) para hablar de una cosa o un problema; o «chingada» (México) para mentar desgracia. La lista de ingeniosos giros derivados de sus distintos usos es interminable.
No exenta de polémica en todos estos años, la RAE, a la que muchas veces se le acusó de imponer el «castellano» o español de España, ha vuelto su mirada al otro lado del Atlántico.
La riqueza de las palabras en América Latina quedó registrada en obras de la RAE como el «Diccionario de Americanismos» y el «Diccionario Panhispánico de dudas», consensuadas con la Asociación de Academias de la Lengua Española.