El 12 de julio de 2008 y de forma auspiciosa,iniciamos los estudios de cuarto nivel en la Ciencia de la Historia en la ciudad de San Juan Bautista del Portillo de Carora. Lo hicimos en estrecha colaboración de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico Barquisimeto Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa, Fundación Buría y la Oficina del Cronista Oficial del Municipio Torres. Una ciudad con tan extraordinaria carga histórica y con tantos historiadores reconocidos, por fin brindaba la oportunidad de cursar tan exigentes estudios en su propio terreno.
Ha servido como modelo teórico y metodológico para la formación en el oficio del historiador la Escuela de los Anales, fundada por Marc Bloch (1886-1944) y Lucien Febvre(1878-1956) en Estrasburgo, Francia, en 1929, el cual se ha constituido en la tercera referencia historiográfica después del positivismo y el marxismo. Se trata de una historia global o de síntesis, que incorpora no sólo los héroes sino al grueso de la población, que supera la historia relato al proponerse la historia problema con el auxilio de la economía, psicología social, antropología, geografía, sociología, lingüística, iconología, todas ellas agrupadas en las llamadas “ciencias del hombre”.
Los docentes que hicieron posible este prodigio de organización y de empeñoacadémico fueron los doctores Reinaldo Rojas, Belín Vásquez de Ferrer, de la Universidad del Zulia, Yolanda Aris, Neffer Alvarez, Dulce Marrufo, Larry Camacho, Naudy Trujillo y Luis Eduardo Cortés Riera, acompañados de los profesores y magísteres Lucila Mujica de Azuaje, Arnaldo Guédez, Marcos Gersi Gil, Segundo Ceballos Garzón, José Gregorio Chirinos, Angel Velásquez, Carlos GiménezLizarzado, Héctor Torres Mendoza, Isabel Hernández Lameda, Federico Arteta, Luis Mora Santana, todos ellos rindiéndole de tal manera un homenaje póstumo a las extraordinarias dotes pedagógicas del Dr. Federico Brito Figueroa (1921-2000), quien introdujo la escuela analista de Bloch y Febvreal país luego de su regreso de México en 1958, después de la caída de la dictadura.
Un lustro después podemos mostrar con orgullo y satisfacción el resultado de ese empeño formativo de investigadores en la Ciencia de Clío: Nueve Trabajos de Grado de Maestría en Historia Económica y Social de Venezuela. Ellos son: Mitchell Camacho: Historia del Ciclo Diversificado Madre Emilia de Carora (1972-2002); Nedelid Terán: Escuela BásicaMorere de Carora (1958-2000), Emerson Corobo: El comercio caroreño en el siglo XIX; Angélica Lucena: Historia de Los Arenales, Parroquia Espinoza de los Monteros, siglos XVIII y XIX; Pbro. Jaime Vivas: Historia de Aregue, Parroquia Chiquinquirá, siglos XVII al XIX, con especial referencia al culto mariano de la Virgen del Rosario de la Chiquinquirá; Edickson Carrasco: Historia de la Asociación Criadores de Carora (1979) y la Raza Tipo Carora; Dalia Flores: Historia del Colegio Nuestra Señora del Rosario de Carora (1948-2000); Zaida Pereira: La inmigración italiana en el siglo XX en Carora; Henry Vargas: La Sociedad Regional de Ganaderos de Occidente de Carora (1948-2000).
Pero no todo queda hasta allí, pues algunos de estos egresados, que lo hicieron con honores académicos dignos de destacar, han iniciado los estudios de quinto nivel o doctorado. De esta manera Mitchell Camacho avanza en el Doctorado en Educación del Programa Interinstitucional (UCLA, Unexpo, UPEL) y ha presentado su proyecto de investigación sobre el educador germano-venezolano Ignacio Burk (1905-1984), en tanto que Henry Vargas Avila y Emerson Corobo Rojas en breve iniciarán escolaridad en el primer Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña que ofrece la UPEL bajo la conducción de la doctora Josefina Calles.
De tal manera y después de un esfuerzo investigativo en archivos y repositorios locales y de las ciudades de Caracas, Barquisimeto, Coro, Mérida, han salido de la oscuridad importantes aspectos de nuestro desarrollo económico, social y cultural que permanecían ignorados y desconocidos. Bien valió la pena, pues, este magnífico esfuerzo que coloca a la ciudad de Carora en la singladura que le es propia desde hace varios siglos: el de ser una de las ciudades más cultas de Venezuela.