Lectura
Con la era espacial se abre una perspectiva de conocimientos hasta entonces desconocidos por el ser humano. El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética, lleva al espacio el primer satélite no tripulado, Spunik I. (Einstein murió en Príncenton el 18 de abril de 1955, de una aneurisma). Einstein no conoció la era espacial.
El 12 de abril de 1961, nuevamente la Unión Soviética, lanza al espacio la nave Vostok I, tripulada por el cosmonauta Yuri Alexeievich Gagarin, de 27 años de edad. A su regreso, la información de Gagarin fue: «El espacio es oscuro como la noche y muy frío».
A nosotros, desde niño se nos había enseñado que luz que ilumina los días de nuestro planeta Tierra procedía directamente del Sol. Entonces me llené de incógnitas. No obstante, yo he sido siempre muy observador y nunca dejó de llamarme la atención ver el cielo nocturno siempre oscuro con algunos puntos de luz dispersos en toda su observable extensión. ¿ Por qué si la luz procede directamente del Sol, el cielo de las noches es tan oscuro?
Con la información de Gagarin, mis inquietudes, como es de suponer, crecieron hasta invadirme.
Cuando los Estados Unidos lanzaron naves tripuladas por astronautas al espacio, la información del ruso fue confirmada: «El espacio es oscuro como la noche y muy frío.»
En la carrera espacial los Estados Unidos tomaron la delantera y avanzaron enviando astronautas al espacio. Mostraron las condiciones en las cuales estos valientes debían encontrase. Los trajes espaciales cumplieron la función para el cual fueron confeccionados: la protección del astronauta tanto dentro de la nave donde se movían flotando sin control, como fuera de ellas en las llamadas «caminatas» donde de obligación debían moverse siempre atados a un cable que los mantenía sujetos a la nave.
La situación de la luz de los días de la Tierra, conseguí resolverla, pero como este no es el tema que me trajo, lo obviamos. Una cosa maravillosa fue la nueva situación de los astronautas o de los cosmonautas en el espacio: su estado imponderable. Convencido de que el Sol no produce luz para propagarla por el sistema, y de que la iluminación suya es para su consumo, orienté toda mi atención en la ingravidez, la imponderabilidad. Y conseguí la respuesta.
También nos levantamos creyendo aquello que decían del vacío del espacio. Si estuviese vacío los cuerpos que llegaran a él se precipitarían. Luego de algunas deducciones, llegué a la conclusión que el espacio está lleno de la energía que produce el sistema y, sobre todo, el Sol con el mayor porcentaje de esa energía. Reconocí la imponderabilidad como medio para que los cuerpos se desplacen por él. Y descubrí que la energía del espacio es neutral. Y que la ingravidez la produce la neutralidad. La polaridad no existe en la energía. Toda la energía es neutral.
Cómo en la Tierra, debido al campo gravitatorio, todos los cuerpos físicos en cualquiera de los estados de la materia tiene peso; estos cuerpos cuando salen al espacio asumen la neutralidad y flotan. Mi inquietud se satisfizo.
Debía resolver, entonces, cómo la energía en la Tierra se polariza y por qué se polarizaba. Concluyo con una cita de Einstein: «La masa inercial de un sistema de cuerpos puede considerarse directamente como la medida de su energía»