La fe y los sacramentos, la ayuda al prójimo, la solidaridad, la colaboración, la honestidad, la entrega y el servicio, se cultivan a diario en las instituciones del país que forman parte del movimiento conocido como educación católica, que desde hace 68 años confluye en la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC).

Su propósito es evangelizar mediante la educación formal y los programas de atención que maneja. Sus instituciones se unieron con el fin de articular esfuerzos para impartir educación a la población de escasos recursos, para lo cual establecieron un convenio anual con el Estado venezolano, mediante el Ministerio de Educación, que se concretó en 1989.

Las instituciones católicas ofrecen una formación integral y desde los valores evangélicos en los diferentes subsistemas educativos: inicial, primaria, media general y media técnica; de igual forma, incluye a los Centros de Capacitación Laboral (Cecal) en la modalidad de educación no formal, en los cuales se ofrecen herramientas laborales a los jóvenes que se encuentran fuera del sistema educativo. También abarca instituciones asociadas como casas hogares, fundaciones e institutos radiofónicos.

La constitución de la AVEC tuvo lugar el 18 de octubre de 1945, por ello recientemente se festejó la semana de la educación católica en los recintos académicos que la conforman.
Clara Coppola de Rivas y Carolina Paredes, presidenta y coordinadora pedagógica, respectivamente, de la seccional Barquisimeto de AVEC, detallaron que en la asociación confluyen distintos carismas o congregaciones católicas que se ofrecen una educación de calidad basada en su visión católica del mundo.

“Cada institución es diferente, en función de su ubicación geográfica. Las instituciones católicas se asociaron con el fin de consolidar su proyecto educativo- pastoral y para lograrlo fue necesario solicitar un subsidio al país; los recursos que nos llegan mediante el convenio se utilizan para garantizar la escolaridad del niño, en algunos colegios el subsidio es del 100% y en otros del 75%, el resto se cubre con la colaboración que los padres y representantes otorgan en función de sus posibilidades”.

El movimiento de educación popular Fe y Alegría también forma parte de la educación católica venezolana y de la AVEC.

“Se le llama educación católica porque su eje transversal consiste en la evangelización de mediante la palabra de Jesús, un hecho que se traduce en formación de valores en todas distintas dimensiones”, explica Coppola, “todas tienen como modelo a Jesús y como ejemplo el evangelio”.

En Lara, la semana del educador católico incluyó mesas de trabajo, ponencias y proyectos en los distintos niveles educativos y áreas de atención.

“El objetivo fue intercambiar las experiencias de cada institución y cerramos con una eucaristía y la entrega de reconocimientos al trabajo pedagógico- pastoral de los docentes, facilitadores y trabajadores en general”, comentó Paredes.

Esfuerzo colectivo

Clara Coppola señala que la educación católica es una de las obras más hermosas que tiene el país.

“Las congregaciones católicas entregan la planta física y el Ministerio de Educación aporta los recursos para su funcionamiento, lo que incluye el pago del personal docente que garantiza la educación de los niños y jóvenes. Sin duda, existe un trabajo en equipo bonito e importante entre el Estado y las congregaciones”.

El valor agregado de estos planteles recae en manos de quienes integran las congregaciones religiosas, pues viven dentro de las instituciones y gracias a su vocación de servicio contribuyen a la formación y crecimiento personal de los docentes, administrativos, obreros, estudiantes e incluso de los padres y representantes.

Alguno de los colegios católicos reconocidos de la región llevan por nombre Inmaculada Concepción, La Salle, Monseñor Benítez, Gualdrón, Pablo VI, Divina Pastora y Padre Machado. También se destacan el San Vicente de Paúl y el San Pedro, que no son subvencionados pero forman parte de la AVEC.

Estos colegios están repletos y cada día son más los padres y representantes que acuden a ellos en busca de un cupo, lo cual evidencia su calidad educativa.

“Todos los planteles tienen una estructura muy apropiada para la educación porque fueron creados para ello, además brindan seguridad y accesibilidad económica, de allí la gran demanda que tenemos cada año escolar. Nosotros nos esforzamos por recibir a la mayor cantidad posible de niños de las comunidades adyacentes y, además, por garantizar su prosecución académica”.

La educación católica del país se rige desde el punto de vista académico según los lineamientos de l Ministerio de Educación y desde el punto de vista pastoral va de acuerdo con lo establecido por AVEC.

El personal que conforma la seccional Barquisimeto realiza talleres y reuniones constantes, gracias al apoyo de la sede central que posee una Escuela de Formación para docentes, padres y representantes.

Ocho obras por iniciar

Debido al crecimiento de la demanda de cupos, las diferentes congregaciones cuentan con 8 instituciones nuevas en el país que sólo esperan por la aprobación o inclusión en el convenio con el Ministerio de Educación, para comenzar a funcionar.

Uno de esos planteles nuevos se encuentra en el barrio El Trompillo de Barquisimeto.

“Lamentablemente, la situación financiera de país ha impedido la ampliación del convenio anual y estas obras, pese a estar listas para iniciar clases, no pueden funcionar. Sin embargo, no perdemos las esperanzas de que pronto puedan ser incluidas en el convenio que hasta ahora sólo nos permite la prosecución de los estudiantes”, explicaron Coppola y Paredes.

Personal comprometido

El personal que labora en estos planteles y en especial los docentes poseen un perfil cargado de vocación y ética, pero con un valor agregado: el don evangelizador.

“Ellos dan a conocer a Jesús y su palabra, y al mismo tiempo dan ejemplo… el educador católico es un transformador de la realidad a partir de los principios del evangelio y sus características se van desarrollando y formando una vez que ingresan a las instituciones”, señala Coppola.

El personal en general se compenetra con el plantel donde labora porque le gusta el estilo de vida basado en el trabajo en equipo, la formación en valores y la espiritualidad. “Tanto los docentes como los administrativos y obreros se mantienen bajo el carisma de cada congregación, con la fe y oración que los llena cada día”.

En definitiva, se trata de espacios educativos en los que se cultiva el respeto y la colaboración, con equipos de trabajo saludables cuya vocación les permite amar y formar a sus estudiantes.