Con la frase que sirve de título a este artículo, lanzó una de las más peligrosas y oscuras amenazas el señor Maduro, a nombre de la revolución inconstitucional que él encabeza en Venezuela, y Fidel Castro dirige desde La Habana. Dicha amenaza adquiere mayor gravedad, dadas las circunstancias en que se produjo semejante acción antidemocrática. Cuando lo escuchamos, vimos en ese personaje a un dictador de la talla de Hitler, como Mussolini o Stalin. ¡Y todavía hay “demócratas” que dan la vida por esa tiranía!
Veamos por qué el peligro que contiene la citada amenaza. Recuérdese que ésta la difundió a todo pulmón y con selecta vocación dictatorial, haciendo uso de los titulares de un periódico, en el cual, sus editores, en cortos y diáfanos titulares, retratan la realidad del grave y prolongado desabastecimiento que hay en Venezuela. Decía el señor Maduro que tales titulares estimulan las famosas “compras nerviosas”. Años atrás el pueblo lo hacía, cuando se rumoreaba, de boca en boca, que existía carencia de productos en los mercados. Pero en aquellos tiempos dichos rumores eran insostenibles porque nunca se sometió al pueblo al castigo de un vulgar y habanero racionamiento. Precisamente porque jamás hubo un desabastecimiento crónico.
¿Quién puede comprar hoy más de un kilo de leche, o de azúcar, o de arroz…? Milagrosamente se consiguen esos y algunos otros productos. Y cuando hay, se los llevan los contrabandistas, frente a la mirada cómplice de altos funcionarios. Entonces, ¿Con qué moral Maduro puede culpar a nadie de su gigantesca irresponsabilidad? ¿Y la violencia? ¿Y la falta de empleo decente? ¿Qué es lo que pretende? ¿Que los medios callen, o que digan que todo está muy bien?
Creemos, sinceramente, que si el susodicho Maduro va hasta el “fondo” con sus amenazas y prácticas dictatoriales, la oposición debe ir más a fondo. Le sobra con qué y con quién hacerlo, sin salirse del cauce constitucional. ¡Sólo se necesita coraje y decisión!